El elemento inesperado

CHURCHILL recomendaba en la guerra, pero también en la paz, encontrar el elemento “inesperado e imprevisible” que evitara “caer en la esclavitud mecánica de la lógica”. Theresa May debió de leer esta máxima, porque anunció elecciones anticipadas en el Reino Unido cuando nadie lo contemplaba. Pero, a veces, no hay nada más previsible que lo no esperado, porque tiene su lógica –esa que tanto despreciaba Churchill– que buscara legitimarse al frente del país y ampliar su mayoría en el Parlamento, cuando la oposición laborista ha perdido el discurso y ha extraviado a su líder. Jeremy Corbyn es más antiguo que las alfombras de Buckingham Palace y más triste que un cuento de Charles Dickens. A estas alturas no acaba de saber si está a favor o en contra del Brexit, así que May tiene poco que temer. Por cierto, los votos del partido de Corbyn permitirán el adelanto electoral británico (se necesitan los dos tercios de la Cámara), lo que demuestra la temeridad del personaje, que no hace caso a las encuestas y a casi nadie. Lo único que parece tener May en contra es el viento, que le descompuso el peinado de peluquería con el que anunció su voluntad de anticipar las elecciones al 8 de junio. Y quizás los liberal-demócratas, los únicos declaradamente europeístas, que mejoran resultados porque al menos su discurso es diáfano.

Los sondeos dan el 44% de los votos a los tories. El argumento para el adelanto es el refuerzo de su frágil mayoría parlamentaria, que permita a May afrontar la salida de la UE sin que le tiemblen las piernas ni le muevan las sillas. Hay incluso quien piensa que eso le permitirá eludir la presión del sector más a la derecha de los conservadores, que apuestan por el Brexit más duro. También decía Churchill que durante la tempestad se debe confiar en el hombre (o la mujer) que lleva el timón. No aclaró si era porque, en caso contrario, tampoco tiene remedio.