La Vanguardia

Tierra cuesta arriba

- SERGIO HEREDIA Barcelona

El tenista serbio Novak Djokovic se vio ayer a un juego de la derrota en Montecarlo ante Gilles Simon y tuvo que esforzarse al máximo para romper el servicio del francés e imponerse finalmente por un ajustado 6-3, 3-6 y 7-5.

Novak Djokovic (29) estuvo a punto de quemarse ayer. Ante Gilles Simon, se vio a un juego de la derrota. Se salvó en un achuchón final, tras romper el servicio del francés. Djokovic ganó por 6-3, 3-6 y 7-5.

Es evidente que Djokovic no chuta este año. Pasan las semanas y el número dos del mundo sigue atrancado. Ha perdido partidos ante Istomin, Daniil Medvedev y Nick Kyrgios, con este en dos ocasiones, y ayer lo pasó fatal ante Gilles Simon (32), a quien superaba por 10-1 en los enfrentami­entos directos.

Nadie lo va a negar. Simon es un jugador sólido en tierra. Un tenista con pedigrí, con cierto pasado, muy de la escuela francesa. A la manera de Gasquet, Tsonga o Monfils, Simon también lleva años llamando a la puerta de los mejores. Como aquellos, nunca ha conseguido cruzar el umbral.

Y así, en un tramo intermedio, ha transcurri­do su carrera.

Lo que pasa es que a veces se ilumina. Y cuando eso ocurre, Gilles Simon muerde. La afición local olió ayer la sangre: interpretó que Simon aún podría soltar un último aguijonazo. Lo hizo al acabar el segundo set, decantado hacia el francés. Entró lanzado en la última manga. Djokovic se había hecho pequeño.

En otro momento, el serbio hubiera apagado la rebelión sin miramiento­s. No fue así en este caso. Hace semanas que se tambalea, un aviso que en diciembre había lanzado Boris Becker, su exentrenad­or:

–Djokovic necesita volver al trabajo –había dicho.

Ayer, no dominaba los largos peloteos que le planteaba el francés.

A UN JUEGO DEL ADIÓS Para salvarse, el serbio tuvo que romper el servicio de Simon tres veces en el último set

Tampoco mandaba al servicio. Llegó a cederlo dos veces: en ese último set, se vio 2-3 y 4-5. Y el público coreaba a Simon.

Lo que pasa es que el francés se encogió. Cuando servía para ganar, se diluyó. Entregó tres juegos seguidos –sufrió dos roturas– y acabó transigien­do. Djokovic se le echó encima.

En otros partidos, Feliciano López ganó a Medvedev, por 7-6 (6) y 7-5. Robredo cayó ante Muller (6-2, 6-2) y Granollers, ante Lorenzi (6-2, 6-4). Hoy, Nadal debuta ante Edmund.

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