Brexit y crecimiento
La decisión de la primera ministra británica, Theresa May, de adelantar las elecciones en el Reino Unido; y las buenas perspectivas económicas.
EL crecimiento económico de España puede ser este año mejor de lo pronosticado por el Gobierno en su cuadro macroeconómico. Tenía razón el ministro de Economía, Luis de Guindos, cuando dijo que sus previsiones de aumento del 2,5% del producto interior bruto (PIB) eran prudentes. El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de elevarlas ligeramente al alza, hasta el 2,6%, mientras otras instituciones, como el BBVA, las sitúan en el entorno del 3%.
Pese a que el ritmo de crecimiento se modera respecto al 3,2% alcanzado en el 2016, la economía española será nuevamente la que más crecerá entre las cuatro grandes de la zona euro. El PIB de Alemania mejorará un 1,6%, el de Francia un 1,4% y el de Italia un 0,8%. La zona euro, en este sentido, será el bloque que menos crecerá durante este año yelpróximo,debidoalasincertidumbrespolíticasexistentes, en un escenario mundial de fuerte expansión, que el FMI eleva hasta el 3,5%. Esta mejora global se produce graciasauninesperadorepuntedeChinayalasolidezdelarecuperación de Estados Unidos. Las amenazas de medidas proteccionistas, con un riesgo de guerra comercial, se mantienen en el horizonte, pero de momento no afectan a las buenas expectativas que se prevén.
Las razones del intenso crecimiento de la economía española, en las que coinciden los análisis divulgados ayer, se encuentran en la fortaleza de la demanda interna, tanto consumo como inversión, en la que influye la creciente recuperación del sector de la construcción. A ello se suma el buen comportamiento que se espera del sector exterior, tanto en las exportaciones como en el turismo, al amparo de la mejora económica internacional, en un marco en el que se mantendrán un precio barato del petróleo, una política monetaria expansiva del Banco Central Europeo (BCE) y un cambio favorable del euro respecto al dólar.
La mejora económica se traducirá en una nueva reducción de la tasa de desempleo, que puede bajar hasta el 17,7% a finales de este año y llegar cerca del 16% en el 2018. Pese a ello, sin embargo, seguirá siendo todavía el país europeo con mayor paro y con un mercado laboral que necesitará nuevas reformas para, entre otras cosas, acabar con la dualidad existente entre contratos fijos y temporales.
La situación de España, aunque es buena, no puede desligarse, a medio plazo, de las perspectivas poco positivas que el FMI prevé para la zona euro en su conjunto como consecuencia de una débil productividad, factores demográficos desfavorables y problemas aún no resueltos de sobreendeudamiento público y privado. Por todo ello, y aunque los riesgos de deflación han desaparecido, el FMI recomienda reformas estructurales, mayor inversión pública y que el BCE mantenga su actual política monetaria.