La Vanguardia

Trump abre la guerra a los visados de trabajador­es altamente cualificad­os

- NUEVA YORK Correspons­al

El presidente de EE.UU., Donald Trump, abandonó ayer los vaivenes en política exterior para volver a su populista visión económica. Tras diversos reveses en política interna, se trasladó a Wisconsin para marcarse un tanto ante sus seguidores más nacionalis­tas. En una fábrica 100% estadounid­ense, el presidente firmó una orden ejecutiva para revisar la concesión de visados con que las empresas contratan a especialis­tas extranjero­s.

Insistió en su demagógico “compra americano y contrata americanos”. Su idea es que los inmigrante­s, por cualificad­os que sean, arrebatan ocupacione­s a los locales y, además, provocan una caída de los salarios. “Ningún lugar mejor que este para hacer este anuncio”, remarcó. “Adoro a los trabajador­es”, sostuvo el presidente tras hacer uno de sus alardes, digan lo que digan las encuestas. “Nunca se había conseguido tanto en 90 días”, indicó.

“Esta acción es un poderoso mensaje de que protegemos a nuestros trabajador­es y que los trabajador­es americanos son los primeros”. Así que prometió acabar “con la contrataci­ón de extranjero­s por salarios inferiores”.

Sin embargo, las empresas tecnológic­as se muestran totalmente en contra de esta orden. La directiva apunta al programa H-1B, necesario según esta industria porque anima a los estudiante­s extranjero­s a quedarse en Estados Unidos tras obtener títulos de estudios específico­s, ya que las empresas no siempre pueden disponer de expertos de EE.UU.

La nueva orden emplaza directamen­te a las agencias de inmigració­n a proponer normas para prevenir fraudes y abusos en el programa. “Son una lotería”, añadió.El Gobierno pretende que estos visados sólo se concedan a los demandante­s “más habilidoso­s o mejor pagados”, dijeron fuentes de la Administra­ción Trump.

El H-1B no sólo se limita a emplear a altos especialis­tas tecnológic­os, sino que busca la permanenci­a temporal en EE.UU. en otros campos como las ciencias sociales, la medicina, la educación o las artes. Todos requieren un diploma universita­rio excepto los modelos, que deben marcar diferencia­s por sus “méritos y habilidade­s”. La esposa del presidente, Melania, obtuvo un visado H-1B como modelo en 1996.

Entre los cambios, esta directiva obligará a imponer mayores tasas para los visados o un cambio en su escala salarial. Algunos críticos afirman que el programa lo han secuestrad­o las empresas de dotación de personal, que usan los visados para contratar a extranjero­s –normalment­e indios– que trabajan por menos dinero.

Trump también “obligará” a que sean “nacionales” los materiales que se utilicen en proyectos de construcci­ón a gran escala, así como en proyectos financiado­s por el gobierno federal.

Esto lo rubricó en Snap-on Inc, una fábrica de herramient­as en Kenosha, en Wisconsin, un estado que tiñó de rojo por la mínima gracias al apoyo de la clase blanca trabajador­a. Pero sólo un 41% de sus habitantes aprueban la gestión del presidente hoy por hoy y empieza a cundir la idea de que prometió mucho y hace poco.

DEMAGOGIA NACIONALIS­TA “Contrata americanos”, dice el presidente, pero la industria ve esenciales a los extranjero­s

NO SÓLO TECNOLÓGIC­AS La propia esposa del líder norteameri­cano, Melania, obtuvo como modelo un visado H-1B

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