Sitges rescata el arte laberíntico y luminoso de Joan Claret
La familia del artista quiere que su obra ingrese en el MNAC y estudia abrir un espacio en Sant Feliu
Pese a estar considerado una de las figuras clave del arte abstracto de posguerra en Catalunya, Joan Claret (Barcelona, 1929-2014) continúa siendo un perfecto desconocido fuera del estrecho círculo de los especialistas. Su obra, como la de muchos de sus compañeros de viaje de las segundas vanguardias, ha quedado fuera de los grandes museos por una mezcla de desinterés y prejuicios que ha condenado al olvido a prácticamente toda una generación. “Queda mucho trabajo por hacer para rescatar y disfrutar de aquellos artistas que durante tres décadas, de los 40 a los 60, y pese a los muchos impedimentos de orden político, social y económico, jugaron un papel muy importante en la recuperación de la modernidad. Y dentro de ese contexto, el de Claret es un caso flagrante”, dice el historiador Àlex Mitrani, artífice de la exposición Del mosaic al laberint, que hasta el 7 de mayo reúne una sesentena de pintura de Claret en el edificio Miramar de Sitges.
“Sin libertad no hay posibilidad de creación válida. La libertad está en la base de toda obra y cualquier obstáculo o la menor restricción que pueda encontrar a su paso no hacen más que entorpecer la creación y el sentido de la obra”, defendía Joan Claret, y un ejemplo de esa libertad creativa es Del mosaic al laberint, primera exposición monográfica del artista tras su muerte, en el 2014, a los 85 años. El proyecto ha sido impulsado por el diseñador Albert Claret, hijo del pintor, que ha colaborado estrechamente con Mitrani en el diseño de una exposición que transita por diferentes ámbitos: desde las primeras obras abstractas que parten del principio del mosaico a su reencuentro, ya en la madurez, con la figura humana, pasando por los juegos lumínicos y las arquitecturas.
Para Mitrani, que coordina en el MNAC un plan de trabajo para la recuperación y difusión del arte catalán de la segunda vanguardia, estamos ante “uno de los representantes más refinados y coherentes de la abstracción, partiendo de una concepción geométrica y luminista infrecuente en un contexto como el nuestro, dominado por el informalismo oscuro y matérico”. El comisario considera que su obra encaja más en el llamado arte concreto, pero que más allá del interés histórico, “tiene una contemporaneidad que la hace muy atractiva”.
La voluntad de la familia Claret es que la obra del pintor pase a formar parte de la colección del MNAC, al tiempo que ha iniciado contactos con el Ayuntamiento de Sant Feliu de Guíxols para estudiar la posibilidad de abrir en el municipio un espacio permanente dedicado al artista.