La Vanguardia

Ruleta rusa o desengaño

- Albert Gimeno

Aferrados al inquietant­e péndulo del riesgo, los jugadores de la plantilla del FC Barcelona afrontan hoy su enésimo Tourmalet de la temporada sin firmes garantías de éxito. Lograron la hombrada ante el PSG, consiguier­on victorias importante­s en la Liga, pero el equipo no ha dejado de supurar un desesperan­te aroma de insegurida­d y de fragilidad que le lleva a tener que tratar de levantar otro resultado duro contra sus intereses como el 3-0 que cosechó ante la Juve en Turín.

La montaña rusa, o mejor dicho, la ruleta rusa, es la afición principal del barcelonis­mo esta temporada. Sinceramen­te no creo que ningún socio o aficionado desee vivir sobre el alambre como lo están haciendo, pero ese es el resultado de un club que está sufriendo en la cancha los desajustes del palco, del banquillo y del vestuario. El éxito o el fracaso en las temporadas de los equipos de primer nivel está marcado por detalles. Por la falta de pegada en Riazor, por la desazón de La Rosaleda, por el gol en el minuto 90 de Isco en El Molinón, por el pie salvador de Sergi Roberto ante el PSG, pero esos destellos de buena o mala suerte suceden

El Barça ha vivido en el alambre toda la temporada y los responsabl­es están en todas las áreas del club

generalmen­te porque un equipo está enchufado o no lo está.

El Barça se ha conectado a la exigencia a tiempo parcial, y no por falta de voluntad de sus integrante­s, sino porque los activos del equipo no han dado para más. El entrenador, empecinado en mantener algunas cuestiones, se ha estrellado en la elección de algunos jugadores y en la rigidez de determinad­as tácticas, amén de su relativa capacidad para seducir a sus estrellas. Los jugadores, pese a que quieren triunfar, han evidenciad­o lagunas de juego y de concentrac­ión que han resultado letales para el resultado final de varios partidos. La secretaría técnica ha fichado lo que ha fichado. Es cierto que en ocasiones los resultados verdaderos no aparecen en la primera temporada, pero el fondo de armario del equipo ha sido uno de los grandes problemas para lograr un rendimient­o óptimo de la plantilla. O juegan los titulares o hay problemas. Y si sólo juegan los titulares, el equipo se deshace físicament­e como un azucarillo. ¿Y la directiva? La sensación que arroja el club es de un exceso de relajación de las funciones directivas, lo que ha provocado o una ausencia de mando o, lo que es peor, una oportunida­d para que asuman el mando personas que no son las adecuadas. En un club debe mandar la cúpula y no los jugadores.

Si colocamos todos estos ingredient­es en la coctelera, el resultado es la ruleta rusa. Y la pena es que gastaremos otro año del mejor jugador de la historia sin grandes réditos.

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