El FMI modifica al alza el crecimiento de España hasta el 2,6%
El organismo avisa de la desigualdad y los peligros políticos para el libre comercio mundial
Es primavera en Washington. Brotan los tulipanes en los jardines delante de la inexpugnable sede gris del Fondo Monetario Internacional (FMI), que celebra esta semana su asamblea semestral. Y, más que centrarse en los ya conocidos peligros populistas para la agenda del liberalismo multilateral, el FMI hizo hincapié ayer en una buena noticia: el PIB global crece ya de forma simultánea en todos los grandes bloques, de China a Estados Unidos, de Japón a Europa.
La economía mundial crecerá el 3,5% en el 2017, según el informe semestral de expectativas económicas presentado ayer, con una revisión al alza de su pronóstico anterior del 3,1%. Se produce una “recuperación de la inversión, la actividad manufacturera y el comercio que se anhelaban desde hace tanto tiempo”, recoge el informe semestral.
Hasta Europa empieza a registrar un crecimiento que, al menos, ya no es tan raquítico. La zona euro crecerá el 1,7%, algo más de lo que preveía el Fondo el año pasado. No es un crecimiento espectacular, pero, con tantos problemas políticos con los que lidiar, el FMI ya ve el vaso económico medio lleno. “Estamos encantados de ver el repunte que hace tanto tiempo esperábamos”, dijo el economista jefe, Maurice Óbstfeld.
El optimismo primaveral será doble para Luis de Guindos, el ministro de Economía español que participará en el G-20 y la asamblea del Fondo el viernes y el sábado. España ya es la economía avanzada –Europa, EE.UU. y Japón– de mayor crecimiento. Crecerá el 2,6% este año, según el informe, casi medio punto más de lo que el FMI preveía del año pasado. “Tras sufrir un traumático descenso debido la crisis global financiera, la recuperación de España es un factor positivo”, dijo Gianni Maria Miles-Ferreto, el brazo derecho de Óbstfeld.
El FMI reconoce aún más el crecimiento de España porque, tal y como viene pidiendo desde hace años, “la fuente de su crecimiento es la demanda interna”. Todo lo cual puede ayudar a Luis de Guindos a contrarrestar el descontento que se siente en la plantilla del FMI con el Gobierno español tras las últimas noticias de que Rodrigo Rato podía estar blanqueando dinero mientras ejercía de director gerente del Fondo antes de su dimisión en el 2007.
Pese a su buen rendimiento macroeconómico, España puede ser el perfecto ejemplo de la paradoja de esta primavera para la economía mundial. Porque el último ciclo de recesión y recuperación en España ha coincidido con un aumento disparado de la desigualdad de la renta. España realizó “un ajuste de salarios relativos respecto a países como Alemania que ha sido muy costoso para muchos trabajadores”, dijo Miles-Ferretti, el adjunto de Óbstfeld. “Como consecuencia, se ha incrementado la desigualdad”, añadió.
Aunque el FMI prevé que el PIB español rebase este año por primera vez los 1,12 billones de dólares del 2008, la mayoría de los asalariados tienen menos renta ahora que antes. Asimismo, según las previsiones presentadas ayer, la tasa de paro española, actualmente en el 18%, no caerá por debajo del 15% en los próximos cinco años. “No tiene por qué afectar el crecimiento a largo plazo en España porque no creemos que la desigualdad vaya a seguir subiendo”, dijo Óbstfeld en declaraciones a La Vanguardia. Sin embargo, el Fondo parece reconocer que no existe una fuente de demanda interna para sustituir la última expansión fiscal. Prevé una desaceleración del crecimiento español en el 2018, advierte el FMI, hasta el 2,1% y en años posteriores conforme se va reduciendo el déficit fiscal.
El mal reparto de la recuperación económica ocurre en todas las economías avanzadas y ya crea graves problemas políticos para el consenso de Washington. Existe “una amenaza significativa de un giro hacia el proteccionismo”, advierte el FMI. “El crecimiento bajo de los salarios medios y las perturbaciones estructurales en los mercados de trabajo (…) ha generado una serie de políticas de suma cero que podrían minar las relaciones comerciales internacionales”, advirtió Maurice Óbstfeld.
Hay otras dos grandes incógnitas. Primero, “la normalización monetaria en EE.UU. será menos gradual de lo que pensábamos”, advierte el FMI en referencia a las próximas subidas de tipos en EE.UU. Tras años de expansión monetaria sin precedentes, es difícil prever el impacto en una economía mundial que arrastra enormes niveles de deuda.
Otra cuestión de vida o muerte: ¿Cómo gestionará China la transición a un modelo de crecimiento menos basado en deuda e inversión sin provocar una crisis financiera? China crece el 6,6% en el 2017, casi medio punto más de lo que el FMI previo en octubre. Pero los agentes económicos chinos “anticipan más crecimiento de crédito e inversión pública”, lo cual crearía un grave peligro de crisis financiera, en un entorno global de subidas de tipos. Todo esto es crítico para Latinoamérica. El recalentamiento en China ha caído como maná del cielo para las grandes economías en desarrollo exportadoras de materias primas como Brasil, que crecerá 1,7% en el 2018, según el FMI.
Luego está el Brexit. Tras advertir sobre una recesión antes del re-
La zona euro crecerá un moderado 1,7%, que supera las previsiones del Fondo La tasa de paro en España no caerá por debajo del 15% en los próximos cinco años Los analistas avisan del riesgo del aumento del crédito y la inversión pública
feréndum, el Fondo ha tragado el sapo subiendo su previsión del crecimiento del PIB británico medio punto, hasta el 2% para el 2017. Pero advierte de que nuevas barreras comerciales perjudicarían el crecimiento a medio plazo. Mala noticia para Europa también. En general, las expectativas de la zona euro “siguen siendo decepcionantes”, advierte el FMI, debido a la baja productividad, el envejecimiento de población y en algunos países, sobre todo Italia pero España también, “el legado de la deuda pública y privada”.