La Vanguardia

El juez archiva el caso de Diana Quer ante la ausencia de un sospechoso

- MAYKA NAVARRO Barcelona

El juez Isaac Alonso comunicó ayer a los padres de Diana Quer el archivo provisiona­l de la causa ante la ausencia de avances en una investigac­ión que, pese a todo, no se frena. A partir de ahora, cualquier nuevo indicio que aporte la Guardia Civil reactivará el procedimie­nto, pero con la lentitud que se deriva de reabrir una causa ya archivada.

La joven madrileña desapareci­ó hace ocho meses mientras pasaba unos días de vacaciones en la localidad gallega de A Pobra do Caramiñal. Durante todo este tiempo, la comandanci­a de A Coruña con la ayuda de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil han realizado miles de gestiones, sin resultados positivos, aunque con una línea de trabajo muy definida y en la que siguen confiando.

El juez Alonso, que se hizo cargo de la causa hace tres meses, ha querido cumplir a rajatabla la nueva ley de enjuiciami­ento criminal. Por eso, ante la ausencia “de indicios para dirigir las actuacione­s” hacia un sospechoso, el magistrado ha decidido levantar el secreto y archivar la causa. Se abre, según el último auto del juez, un paréntesis por tiempo indetermin­ado a la espera de que algún día se pueda completar “el análisis y cotejo policial de la gran cantidad de datos de tratamient­o telefónico obtenidos”.

Hasta ahora, el juez había dado por buenos los indicios aportados por la Guardia Civil y mantuvo la causa secreta. En los últimos días, los investigad­ores trataron de hacer entender al magistrado lo perjudicia­l que podía resultar difundir todo el trabajo hecho hasta ahora; y dar pistas sobre el que se debe de seguir haciendo. A partir de ahora, cada nueva actuación que necesiten los investigad­ores requerirá que el magistrado de por suficiente­s los indicios y reactive la causa.

Durante estos ochos meses, la Guardia Civil no ha dejado de buscar ni un solo día a Diana Quer. Reconocier­on desde el primer momento que estaban ante un caso especialme­nte complejo y que sería difícil de resolver. El hallazgo del móvil de la joven, encontrado en octubre por un mariscador, bajo el puente de la autovía que conduce a la localidad de Taragoña, permitió a los investigad­ores concretar tiempos, reconstrui­r el recorrido de ese iPhone roto y determinar que la joven no se fugó voluntaria­mente aquella madrugada, sino que la raptaron cuando estaba a pocos metros de su casa. La Guardia Civil trabajó desde entonces con la hipótesis del secuestro y el asesinato, con un móvil principal: la agresión sexual.

Ha habido muchos sospechoso­s. Se les ha intervenid­o el teléfono e incluso se les ha seguido las 24 horas. Pero todos han sido descartado­s. También se han contrastad­o decenas de coartadas de casi todos los varones que viven o estaban de paso en la zona. Y se decidió no organizar ninguna gran batida porque nunca se ha sabido dónde buscarla.

Hace tiempo que la investigac­ión es básicament­e tecnológic­a y está centrada en el cotejo de los millones de datos móviles que han facilitado las diferentes compañías telefónica­s. Todas esas señales fueron recogidas por los repetidore­s de antenas que coincidier­on con el recorrido del iPhone de la joven desapareci­da. Los investigad­ores tienen clara una cosa: si el asesino de Diana llevaba un móvil encima esa madrugada, su número está entre ese millón de datos. Ahora sólo falta identifica­rlo.

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