El Rey destaca la mirada “ilustrada y humorística” de Eduardo Mendoza
La monarquía ofrece al mundo literario su almuerzo previo al Cervantes
No podía no salir a colación ayer, y fue el Rey quien lo planteó. Eduardo Mendoza es un narrador cervantino, “por su mirada ilustrada y a la vez humorística”. Cuestión esta última importante, porque desde Cervantes “el humor es señal de grandes momentos de la literatura española”.
En el brindis del tradicional almuerzo al mundo de las letras con motivo del principal premio de la literatura española, Felipe VI, tras destacar que “la corona está plenamente comprometida con la cultura”, reseñó también “la semblanza de nuestro país y nuestro tiempo”, palpable en la obra del barcelonés. El autor de La verdad sobre el caso Savolta, en una doble jornada de actos vinculados a la entrega del premio Cervantes, estaba acompañado de su familia y de buenos amigos de toda la vida, como su primer editor, el poeta Pere Gimferrer, o el profesor Francisco Rico. También el director de su agencia literaria, Luis Miguel Palomares Balcells.
La media hora de aperitivo previa al besamanos en el Palacio Real de Madrid propició los contactos. Carme Riera, que además de escritora y académica es presidenta de la organización gremial Cedro, comprometía al ministro de Cultura a asistir al acto de entrega del premio de la entidad, que se celebra la semana que viene.
Iñigo Méndez de Vigo es hombre leído y buen conversador. Charlando ayer con interlocutores catalanes, contaba lo bien que se lo había pasado con los cuatro tomos de memorias de José Luis de Vilallonga, “muy divertidas aunque muy inexactas”. Nieto de la escritora Carmen de Icaza, se mostró menos entusiasta respecto al reciente serial televisivo Lo que escondían sus ojos, sobre el romance entre su tía abuela Sonsoles y Ramón Serrano Suñer. “En mi familia no ha gustado”, confesaba el ministro.
Pero no será Méndez de Vigo sino la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría quien represente al Gobierno mañana, en el acto organizado por la Cambra del Llibre de Barcelona y el Gremi de Floristes para reivindicar la declaración del día de Sant Jordi por la Unesco como patrimonio intangible de la humanidad. Un acto al que asistirán también el conseller Santi Vila y el teniente de alcalde Jaume Colboni y que contará, según revelaba ayer el presidente de los editores catalanes, Patrici Tixis, con la participación de tres grandes actores: Mario Gas, Abel Folk y Blanca Marsillach.
Por su parte, el presidente de los editores españoles, Daniel Fernández, escuchaba a su antecesor en el cargo, Pere Vicens, cantar las virtudes de la Biblioteca Nacional, cuyo patronato de amigos preside. Miembros de la RAE, como su director, Darío Villanueva, o José Manuel Blecua, se cruzaban con autores como el también premio Cervantes Jorge Edwards; Luisa Castro, Xuan Bello, Ildefonso Falcones, Marcos Chicot o el reciente premio Biblioteca Breve Antonio Iturbe; el director del Instituto Cervantes, Juan Manuel Bonet, o el filósofo Javier Gomá.
A mi lado en la comida, otro alto cargo, el director general de Bellas Artes y Parimonio, Luis Lafuente, me habla de las conversaciones aún incipientes para relanzar el proyecto de gran Biblioteca Provincial de Barcelona.
Y con el café, la conversación informal de los invitados con el Rey y la Reina, ambos con la impresión fresca de su reciente viaje a Japón y el contraste entre modernización y formas tradicionales que se sigue percibiendo en el país. La reina, cinéfila, comentaba David
Lynch: the art life, el documental sobre el director de Twin Peaks estrenado recientemente. José Creuheras, presidente del grupo Planeta, se prestó a fotografiar a su autora Luz Gabás, la de Palmeras
en la nieve, con Felipe VI. Y Eduardo Mendoza también empuñó una cámara para inmortalizar a su familia con doña Letizia. Los horarios del Palacio Real se siguen a rajatabla: a las cuatro, la celebración había acabado.
La vicepresidenta acudirá a apoyar la candidatura de Sant Jordi como patrimonio de la Unesco