Sergi López
Tras acabar su participación en ‘El Quijote’, de Terry Guilliam, Sergi López estrena ‘Río arriba’, de Marion Hänsel recien salido del rodaje de
ACTOR
Sergi López, el actor de Vilanova i la Geltrú, es uno de los protagonistas de Río arriba, película con esquema de western dirigida por Marion Hänsel. Narra el viaje de dos hermanos en busca de su padre muerto en Croacia.
Cuentan de un irascible aficionado al western que se lió a golpes con la pantalla del televisor, en el mejor estilo Homer Simpson. Anunciaban aquel día una de Clint Eastwood y Lee Marvin, y el impaciente amigo esperaba tiros y violencia, por supuesto. Pero se encontró con La leyenda de la ciudad sin nombre. Ya le inquietó que Eastwood fuera tan buen tipo, aunque lo que lo sacó de quicio fue que Marvin se lanzara a cantar...
Algo parecido podría ocurrir con Río arriba, que hoy se estrena. Protagonizada por Olivier Gourmet y Sergi López, que no canta, cuenta la historia de dos hermanastros que remontan un río –en Croacia, tras la violencia– para saber de la muerte de su padre. “Podría pasar algo así si no fuera porque sabemos que dirige Marion Hänsel”, dice Sergi López. ¿Virilidad desatada? ¿Violencia al por mayor? ¿Venganza en el estilo Deliverance , de John Boorman? ¡Tiros!
“Para nada. Con Marion sabes que te vas a encontrar una propuesta a contracorriente”. Y nunca mejor dicho. “Sin embargo Río arriba tiene mucho de western”, reconoce López, instalado estas semanas en el teatro Poliorama de Barcelona, con dos obras –Nom Solum y 30/40 Livigstone– que se alternan semanalmente. En cuanto a cine, está
The Man Who Killed Don Quixot’, la película maldita de Terry Guilliam, que ha rodado en Toledo. “Esta vez sí; esta vez llegará a buen puerto con Adam Driver y Jonathan Pryce como protagonistas”, dice. “Guilliam lleva más de veinte o treinta años intentando llevar a la pantalla su visión de El Quijote, y esta vez nadie lo para”.
El actor de Vilanova i la Geltrú interpreta en el filme de Gilliam a un mesonero. “Ha sido una semana de rodaje, un papel corto. Pero me he entendido muy bien con Gilliam”, comenta, para añadir: “Como le gusta reír, y yo soy un payaso, podemos hablar de enamoramiento”, bromea.
Pero volvamos a Río arriba . el filme de Hänsel que cuenta a su estilo, con voz callada y pequeños detalles, más que grandes gestos, el viaje de esos dos hermanos. En realidad es un viaje doble. Por un lado, el viaje psicológico, incluso más profundo, anímico, de esos dos hermanastros que han sufrido toda su vida la ausencia del padre. Y luego está el propio viaje físico, remontando el río. Juntos. Un viaje que, entre fuegos de acampadas y conversaciones calladas, con el misterio de la muerte del padre, les irá descubriendo todo lo que tienen en común, que es mucho más de lo que aparenta. “Hay dos viajes, es verdad. El físico y el psicológico. Y de ninguno de los dos salimos como entramos, siendo los mismos. Parece que no pasa nada, por la falta de énfasis. Y sin embargo...”.
Su compañero de viajes es Olivier Gourmet, tan diferente y a la vez tan parecido al mismo López. “Los dos somos, en el filme, silenciosos, introvertidos. Bueno, somos hermanos. Hermanastros. Y eso se tiene que notar”, y recuerda López los buenos momentos pasados junto al actor francés, un icono de normalidad en Francia. “En eso nos parecemos también; nos dicen que somos diferentes, precisamente porque parecemos normales”, bromea.
En cualquier caso, López parece haber abandonado estos días esa la carrera contra si mismo para emular a Gérard Depardieu... en cuanto a perímetro torácico. “Ja, ja, ja”, ríe el intérprete, que nunca ha tenido como prioridad la persecución de un físico apolíneo. “Nunca me he encontrado con un director que me dijera: ‘pierde viente kilos para el papel’. Nunca. Precisamente me han pedido lo contrario. Pero ahora, para el teatro, quiero estar mejor”, dice. Y es que el escenario es una amante muy exigente y a veces cruel: prefiere los actores más bien en forma”.
El actor, instalado estos días en el Poliorama, pasa del teatro al cine con ilusión renovada