Preparar el futuro El informe encargado por Collboni a Palau, y tutelado por Marcè, está en la base de la medida aprobada
Hace unos meses, el teniente de alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona encargó al editor Joaquim Palau un informe sobre el sector del libro y su carácter estratégico para la ciudad. Desde que Jaume Collboni se hizo cargo de esta área, tenía claro que el libro debía ser un elemento central de su política en los próximos años. Se trata, en efecto, del área más viva y dinámica de la cultura barcelonesa, la única –ay– en la que la ciudad mantiene un claro liderazgo internacional, con buenos resultados en calidad y en cantidad. Autores y autoras, editores y editoras, agentes literarias, librerías, bibliotecas, imprentas, traductores y traductoras... La lista es larga. Un campo de importante facturación económica, que genera empleo además de crear prestigio.
El informe, tutelado y después reelaborado por el asesor de Collboni y hombre fuerte del Institut de Cultura de Barcelona, Xavier Marcè, y su equipo, recogía datos y opiniones de figuras destacadas en el ecosistema libresco. Tras constatar la relativa buena salud (pese a la crisis) de su objeto de estudio, se plantea sus problemas (pérdida de lectores, adaptación a las nuevas tecnologías, redimensión conceptual, lucha contra la piratería, transformación de la distribución, de las librerías y las bibliotecas; precarización de trabajos editoriales con valor añadido) y dibuja sus retos inmediatos (consolidación del liderazgo en los mercados español y latinoamericano; incremento en el anglosajón y europeo; afianzamiento a escala global de la edición catalana; control de los mercados internacionales de derechos...). Y dibuja cinco grandes objetivos: uno, mantener el liderazgo editorial de Barcelona en el mundo. Dos, apostar por la proyección internacional como ciudad de la literatura. Tres, anticiparse en el análisis, la comprensión y la diagnosis de los cambios. Cuatro, ordenar y racionalizar el gran número de iniciativa culturales relacionadas con el libro que se desarrollan en la ciudad. Y cinco, impulsar el fomento de la lectura con ideas renovadoras en colaboración con instituciones educativas.
El informe, en sus sucesivas fases de elaboración, está en la base de la medida de gobierno aprobada ayer, que tiene como elemento más vistoso la creación de una Casa de les Lletres en un magnífico edificio de Poblenou. Crear instituciones, en un momento como el actual, compromete. Pero en la Barcelona que fue pionera en actividad impresora en el siglo XV, y luego editora y literaria a lo largo de los tiempos; la ciudad donde el tipógrafo Eudald Canibell, el dibujante Josep Lluís Pellicer y el impresor Josep Cunill fundaron en 1897 el Institut Català de les Arts del Llibre; la ciudad de Sant Jordi y la del boom, es muy probable que un compromiso de este tipo constituya hoy la decisión correcta.