El 17,4% del PIB, coste de una renta básica universal
BBVA estima el importe de un ‘cheque’ de 7.471 euros para todos
Los países más avanzados llevan tiempo reflexionando sobre nuevas fórmulas para combatir la desigualdad, en un mundo globalizado y donde el peso del trabajo está amenazado por la imparable automatización del sistema productivo. La teoría de implantar una renta básica universal –que recibirían todos los ciudadanos por igual y que supondría la desaparición de cualquier otro tipo de prestación, pensión o ayuda pública– ha pasado de las discusiones teóricas a ser objeto de referéndum en Suiza o puesto a prueba con un programa piloto desde principios de año en Finlandia. En España, aparte del movimiento Red Renta Básica, partidos como Podemos ya han planteado la adopción de una fórmula cercana. Pero, ¿cuánto costaría la renta básica universal? BBVA Research estima que rozaría los 188.000 millones de euros, es decir, el equivalente al 17,4% del PIB.
Los cálculos del máximo responsable del servicio de estudios del BBVA, Rafael Doménech, to- ma como base el 2010 y el plan- teamiento de los economistas de Red Renta Básica Jordi Arcarons, Daniel Raventós y Lluís Torrens de una asignación de 7.471 euros al año por adulto y 1.492 euros, por menor para los 43,7 millones de personas que viven en España. Este cheque sin condiciones supondría un desembolso de 280.092 millones de euros, al que habría que descontar el ahorro en prestaciones y subsidios –92.222 millones de euros, en el 2010–. Por tanto, el coste adicional que realizar por las administraciones públicas alcanzaría los 187.870 millones. “Si todo el esfuerzo en el gasto público recayera sobre el IRPF –explica Doménech–, habría que recaudar casi cuatro veces más. Arcarons, Raventós y Torrens proponen que sólo estuviera exento la renta universal y que, a cambio, se tributara el resto de ingresos (salarios, capital) desde el primer euro, con un tipo único del 49% frente al tipo medio del 2010 del 18,4%”. Según los cálculos de BBVA Research, la presión fiscal tendría que saltar del 37%-38% del PIB al 54%-55%.
A grandes rasgos, los defensores de la renta básica creen que entre sus principales ventajas destaca que sería una medida eficaz contra la pobreza, de sencilla gestión y que reduce las cargas burocráticas. Además, al ser compatible con otros ingresos, puede desincentivar el fraude y algunas barreras para aceptar un empleo, al tiempo que acabaría con la estigmatización de aquellos que perciben ayudas sociales y mejoraría la educación y la salud de los ciudadanos.
Sin embargo, Doménech señala que, junto al impacto de una renta para todos sobre la calidad de vida o la empleabilidad de los ciudadanos, “hay que tener en cuenta los costes de un incremento de la presión fiscal de este calibre en el PIB y el empleo, porque los impuestos generan desincentivos en el consumo, el trabajo, el ahorro...”
En el caso concreto de España, el economista jefe de Economías Desarrolladas en BBVA Research se muestra partidario de centrar los objetivos en adoptar otras medidas “antes que dar un paso” como la renta básica. “España está muy lejos de la frontera del bienestar de países como los nórdicos: podemos hacer muchas cosas para mejorar la renta per cápita y combatir la desigualdad si nos acercamos a esa frontera, midiendo y evaluando la eficacia de lo que ya se está haciendo. Y conseguir que haya más igualdad de oportunidades, más formación y más empleabilidad”.
Con la implantación de una asignación básica en España, la presión fiscal podría pasar del 37% al 54% del PIB