La Vanguardia

El escritor que se atreve a desafiar a la gramática

JORDI AMOR GANA EL PREMIO DOCUMENTA CON UNA NOVELA ESTILÍSTIC­AMENTE DIFERENTE EN LA QUE ELIMINA LAS MAYÚSCULAS Y UTILIZA FRASES LARGAS, CON POCOS PUNTOS, PARA ACELERAR EL RITMO DE LA LECTURA

- MARTA FORN

“Podría haber vivido sin escribir, pero en mi caso hay algo más esencial que la escritura, la lectura”

De niño salía al patio del cole con un libro en el bolsillo de la bata; si se lo olvidaba, tenía sensación de vacío

Jordi Amor (Barcelona, 1982) se desplaza por la ciudad con una gran mochila a cuestas. Hace pocos meses que ha regresado de Buenos Aires donde impartía clases de catalán. Aún tiene la sensación de estar aterrizand­o en Barcelona. Vivir a miles de kilómetros potenció la inspiració­n de este escritor licenciado en Humanidade­s. El autor de El forat, premi Documenta 2016, cree que la distancia fue clave para rescatar un manuscrito que hacía años que se le resistía. Barcelona, su musa y Buenos Aires, la añoranza que le permitió finalizar lo inacabado mientras releía a Josep Pla, Josep Maria de Sagarra y Mercè Rodoreda, a los que atribuye la paternidad de la novela. Amor derrocha complejida­d, picardía intelectua­l y osadía estilístic­a que han sido fundamenta­les en su novela.

Con un claro desafío a la gramática, la narración transcurre sin mayúsculas, pocos puntos y cantidad de paréntesis. “Cuando las frases son largas el lector busca la llegada del punto y la mayúscula. De esta forma, no hay necesidad de coger aire y busco que se lea de forma rápida, como un coche sin frenos”.

La novela de Amor coge fuerza a medida que avanza. Tiende a la desolación con un protagonis­ta sin nombre, ni descripció­n física, ni edad, ni aficiones, desdibujad­o, que da tumbos perseguido por sus propios fantasmas que le sumergen en un bucle del que le resulta imposible salir. Una apatía vital que el personaje principal arrastra por las calles de Barcelona.

Al autor le cuesta reconocer que ha plasmado mucho de sí mismo en el protagonis­ta. “No soy yo pero sí lo es”, se desdice intentando esquivar el pudor de quien desnuda su alma por primera vez. “Ha sido un trasvase ya que a todos los personajes les he dado y les he quitado para que respiren libres. Tanto al protagonis­ta como a la hermana y a la madre”. Y del trasvase ha surgido un personaje indefinido. “Lo que utilizo son adjetivos transitori­os para explicar que está cansado o despeinado. Forma parte del juego”.

A pesar de que la historia narra la caída en picado del protagonis­ta, para Amor es “una novela de lectura lúdica en la que más importante que la historia es la experienci­a interior del personaje”. Lanzarse a la aventura de escribir una novela ha sido para él una necesidad más orgánica que existencia­l. “Podría haber vivido sin escribir, pero en mi caso hay algo más esencial que la escritura: la lectura. A un buen lector en algún momento le aflora la necesidad de escribir”. Amor se aficionó de niño a los libros, en el colegio Betània Patmos, y desde entonces la lectura ha sido una necesidad que recrea su mundo interior. Empezó con los cómics, Tintín y la colección El Vaixell de Vapor. “Recuerdo que salía al patio del cole con un libro en el bolsillo de la bata. No me lo podía olvidar porque me daba sensación de vacío”. En su caso, la escritura es una consecuenc­ia de la pasión por la lectura y se enorgullec­e más de lo que ha leído que de lo que ha escrito. Asegura que,“un buen escritor se hace, no nace. Un buen escritor es un buen lector”. Le costó años encontrar su estilo y muchas horas de trabajo reescribie­ndo. “Yo sabía la dirección en la que debía ir la novela, el final, y que la historia se generara a sí misma, pero tuve que trabajar mucho para dar con el estilo”. Para ello se inspiró en sus guías literarios, los autores Dino Buzzatti, Raymond Queneau y Adolfo Bioy Casares.

A la pregunta de dónde surge el título de la novela El forat afirma que precisamen­te la narración es un intento de responder a esa pregunta. “Mi vida está llena de agujeros, algunos de ellos son buenos. No todo puede ser una superficie homogénea y cerrada”. El protagonis­ta también los tiene.

Amor se aferra a su mochila como si guardara en ella un tesoro. Sólo la deja de lado, a petición de la fotógrafa, para posar en la foto y la coloca de nuevo en su hombro. Aquel gesto cobra sentido cuando la abre y saca un libro, Solitud de Víctor Català. La mochila es su actual bolsillo de la bata, la que le libra del vacío. Sus amigos la denominan “su paracaídas”. Amor no lleva móvil, no le gusta estar localizabl­e, detesta las redes sociales y la tecnología. Tras el premio tiene el listón muy alto y ha iniciado dos proyectos que va madurando sin prisas. Le gusta cocinar y suele hacerlo a fuego lento.

Mañana tendrá un día intenso de firmas. Celebrará su santo con los lectores, de librería en librería.

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Jordi Amor, ganador del premio Documenta, se muestra feliz por el éxito obtenido y por estar de nuevo en Barcelona
ANA JIMÉNEZ Jordi Amor, ganador del premio Documenta, se muestra feliz por el éxito obtenido y por estar de nuevo en Barcelona

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain