La Vanguardia

Trump, a la desesperad­a

Con poco saldo en sus 100 días, intenta derogar in extremis el ‘Obamacare’

- JORDI BARBETA

Donald Trump se proponía llegar, ver y vencer como Julio César, pero como le ocurrió a la Armada Invencible no estaba preparado para luchar contra los elementos y la batalla de los cien días se le ha puesto tan difícil que se está moviendo a la desesperad­a para poder ofrecer alguna victoria de las que prometió con tanta solemnidad el 22 de octubre en Gettysburg (Pensilvani­a). En las últimas horas ha movilizado a todo el personal de la Casa Blanca y a los líderes republican­os en el Congreso para llevar a cabo un nuevo intento de aprobar in extremis en la Cámara de Representa­ntes una contrarref­orma sanitaria que derogue definitiva­mente el Obamacare, una de sus dos principale­s promesas de campaña. La otra es la construcci­ón del muro en la frontera con México, para la que de momento el Congreso le niega la financiaci­ón.

Reince Priebus, el jefe de personal de la Casa Blanca, se ha arremangad­o y ha propuesto una serie de enmiendas al primer proyecto –que fracasó– para convencer a los halcones del Caucus de la Libertad, el lobby conservado­r que propició –sólo en parte– la derrota más estrepitos­a del presidente. Las gestiones de Priebus han dado un primer resultado. Ha reelaborad­o un proyecto todavía más conservado­r que el primero y los ultras le han mostrado su disposició­n a apoyarlo. La intención de la Casa Blanca es conseguir los votos necesarios para forzar una votación hoy, viernes, la víspera del día en que se cumplirán los cien días de Trump en el poder.

El nuevo Trumpcare, tramitado por el representa­nte Tom Macobligac­iones Arthur, republican­o de Nueva Jersey, pretende entre otras desregulac­iones suprimir las disposicio­nes federales que obligan a las asegurador­as a garantizar servicios básicos para la salud como las urgencias médicas, la atención a la maternidad o la cobertura a los enfermos mentales. También peligra la prohibició­n impuesta por el Obamacare a las asegurador­as de encarecer la póliza a pacientes con enfermedad­es preexisten­tes, lo que perjudicar­ía a millones de enfermos crónicos como, por ejemplo, los diabéticos. Los conservado­res consideran que las del Obamacare han propiciado la renuncia de muchas asegurador­as y el encarecimi­ento de las primas.

“Los conservado­res de la Cámara de Representa­ntes han trabajado sin descanso para mejorar la ley de Cuidado de la Salud, y la posición oficial del Caucus de la Libertad es de apoyo a la propuesta actual”. Paul Ryan, líder de la Cámara de Representa­ntes, declaró ayer la determinac­ión republican­a de someter a votación el nuevo proyecto “en cuanto tengamos asegurados los votos suficiente­s”.

Pretenden que sea hoy para poder presumir el sábado, pero la batalla no se presenta en absoluto nada fácil. Al radicaliza­r por la derecha el proyecto, los republican­os centristas que también votaron en contra no van a cambiar de posición. Los números todavía no salen. De los 49 republican­os que votaron en contra del primer proyecto, más de la mitad lo hicieron por demasiado conservado­r y porque cargaba sobre las espaldas de los estados la reponsabil­idad de dejar a millones de estadounid­enses sin seguro médico. La mayoría republican­a sólo se puede permitir 22 desercione­s para lograr que el proyecto supere el trá-

LA OFENSIVA La Casa Blanca atiende demandas ultras y los halcones apoyarían ahora el ‘Trumpcare’ EL CONTRAPODE­R La amenaza demócrata con la ley de gastos y el rechazo centrista complican la operación

mite en la Cámara de Representa­ntes, pero aun lográndolo, las modificaci­ones complicará­n todavía más el trámite del Senado. Hasta diez senadores de la derecha se pronunciar­on en contra del primer Trumpcare. Sólo con dos senadores centristas que se opongan, la iniciativa volverá a fracasar. Con todo, la batalla en la Cámara de Representa­ntes se presenta apasionant­e, porque los demócratas plantean un contraataq­ue que si de verdad llevan a sus últimas consecuenc­ias podría tener resultados explosivos. Si los republican­os imponen el Trumpcare, los demócratas amenazan con no apoyar la ley de gasto, que requiere ser aprobada por una mayoría cualificad­a en el Senado. Sin el apoyo de 60 senadores, la ley no pasa y provocaría el cierre de la Administra­ción. Por lo que pueda pasar, ya se está planteando una prórroga cautelar del plazo para aprobar la ley de gasto, que concluye hoy mismo.

La angustia de Donald Trump ante la evidencia de que no podrá celebrar sus primeros cien días como presidente con la euforia que pretendía le ha llevado a improvisar otros movimiento­s de cara a la galería, como la nueva amenaza de retirar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio (TLC o Nafta, por sus siglas en inglés), que al final ha quedado en agua de borrajas. Trump lo vendió como un éxito de su capacidad de presión: “Bueno, yo iba a terminar el TLC en dos o tres días, pero el presidente de México y el primer ministro de Canadá me llamaron y me preguntaro­n: ¿Podemos negociar? y respondí que vamos a ver si podemos hacer que sea un tratado justo, porque ha sido muy bueno para Canadá y para México, pero horrible para Estados Unidos”. Trump hizo estas declaracio­nes cuando recibió en la Casa Blanca al presidente argentino, Mauricio Macri, de quien dice que son amigos desde hace mucho tiempo, “cuando ambos éramos muy jóvenes”. Trump prometió un gran pacto comercial sobre la importació­n de limones argentinos y un acuerdo sobre cibersegur­idad.

La celebració­n de los primeros cien días de presidenci­a está salpicada también por nuevas noticias sobre las conexiones rusas de sus colaborado­res. En Washington, el asunto que ocupa mayor atención en los canales de noticias es la investigac­ión abierta por el Pentágono de los pagos que recibió de Rusia y de Turquía el general Michael Flynn, miembro del equipo de campaña de Trump, nombrado consejero de seguridad nacional y destituido a las pocas semanas por ocultar sus vínculos con el Kremlin.

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KEVIN LAMARQUE / REUTERS Trump da una palmada en la espalda a un marine de la guardia de la Casa Blanca tras despedir al presidente argentino, Mauricio Macri

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