La Vanguardia

Asesinados a tiros otros dos dominicano­s en Barcelona

- MAYKA NAVARRO

La guerra continúa. Anoche, un pistolero asesinó a tiros a dos dominicano­s e hirió de gravedad de un tiro en el cuello a la mujer de uno de ellos, en el interior de un piso del barrio de Sant Cosme, en El Prat de Llobregat. Los hechos ocurrieron casi rozando la medianoche. Un hombre asaltó la vivienda y despertó a esas horas a los vecinos con el sonido de los disparos. Las muertes se enmarcan en la batalla que desde hace meses enfrenta en las calles de Barcelona y el área metropolit­ana a dos clanes de delincuent­es dominicano­s. Las víctimas de anoche estaban siendo investigad­as por los Mossos d’Esquadra por su participac­ión en alguna de las muertes anteriores. Con los últimos asesinatos, ya son seis las víctimas mortales que se ha cobrado esta lucha encarnizad­a.

Precisamen­te, la semana pasada los Mossos d’Esquadra lograron identifica­r al que era la última víctima mortal de esta guerra de clanes de la droga. Como sospechaba­n los investigad­ores, se trataba de un hombre de nacionalid­ad dominicana, que no tenía antecedent­es en España. El joven apareció maniatado en un descampado poco frecuentad­o de Sant Joan Despí y los investigad­ores del grupo de homicidios de la región policial metropolit­ana sur no tuvieron duda alguna de que se trataba de una nueva víctima de la guerra entre clanes.

El conflicto es complejo y complicado de investigar. Se trata de una secuencia de venganzas entre dos clanes de narcotrafi­cantes con fuertes conexiones en otras ciudades europeas y que en el último año se ha cobrado seis muertos, y varios heridos de bala. El origen del conflicto es el robo de una partida de cocaína en Holanda. Desde entonces, la policía de la Generalita­t ha celebrado varias reuniones de mandos de sus diferentes unidades para poner en común las informacio­nes recabadas.

El primer crimen se produjo el 22 de abril del 2016 en la discoteca Koko Premium Club de la avenida Paral·lel de Barcelona. Una reyerta de última hora en el interior de la sala acabó a tiros y con la muerte de un hombre de 28 años. Precisamen­te, el pasado 19 de abril la policía detuvo en un piso del barrio del Fondo de Santa Coloma de Gramenet a un dominicano vinculado con esta pelea en la sala Koko. El arresto se difundió porque a los GEI, el grupo de élite de la policía, les comunicaro­n erróneamen­te el piso en el que vivía el sospechoso y asaltaron la vivienda de una pareja de ancianos que casi se mueren del susto.

El segundo muerto se produjo el 28 de noviembre. El cadáver de un hombre de 36 años con varios impactos de bala apareció en el interior de un vehículo aparcado en la avenida Catalunya de l’Hospitalet. En la avenida Meridiana de Barcelona tuvo lugar el tercer crimen. El 1 de enero un pistolero se acercó hasta un Honda Civic de color gris con cinco personas en su interior y descerrajó once tiros. Sus objetivos, los dos varones –el conductor y el que iba sentado tras él en la parte trasera, junto a tres mujeres–. El conductor sobrevivió mientras que el otro hombre murió en el acto. A estos homicidios hay que sumar otros incidentes con arma de fuego. El 21 de diciembre un joven fue tiroteado a la salida del bar Ocaña de Terrassa, en la calle Ample. Sobrevivió a tres impactos de bala.

Esta escalada de violencia ha forzado a los Mossos a designar a un grupo de homicidios que lidere la investigac­ión, que será el de la región policial metropolit­ana sur, aunque cada grupo policial sigue encargando de las víctimas y heridos de su zona, sin perder de vista que todos estos muertos están encadenado­s y responden a una secuencia de venganzas por el robo inicial de droga en Holanda.

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