La Vanguardia

El número dos de Interior no convence a la oposición, que le exige la dimisión

José Antonio Nieto niega haber ayudado a los implicados en la operación Lezo

- JOSÉ MARÍA BRUNET Madrid

EL CONTRAATAQ­UE Nieto afirma sentirse objeto de una “cacería” organizada para desgastar al Ejecutivo

No le creyeron. La oposición exigió ayer la dimisión del secretario de Estado de Seguridad, Antonio Nieto, tras escuchar sus explicacio­nes sobre la entrevista que mantuvo el pasado 8 de marzo en su despacho con Pablo González, hermano del expresiden­te de la Comunidad de Madrid Ignacio González, en prisión por el desvío de dinero público del Canal de Isabel II a sus cuentas.

Ese encuentro sólo se explica por las gestiones que los implicados en la operación Lezo estaban haciendo con el fin de encontrar asideros y coartadas para zafarse de la investigac­ión a la que estaban siendo sometidos, según los portavoces de los grupos parlamenta­rios de la oposición. Con distintos grados de dureza, todos ellos cuestionar­on la

actuación de Nieto y en su mayoría le pidieron que renuncie al cargo por haber dado audiencia y amparo a unos corruptos y pretender ahora que no movió un dedo por ellos. El número dos de Interior, a su vez, dijo sentirse víctima de “una cacería”.

Paralelame­nte, volvieron a trascender ayer revelacion­es de las investigac­iones que refuerzan la tesis de que Ignacio González y su familia intentaron por todos los medios influir en las investigac­iones, para neutraliza­rlas. Así, en las conversaci­ones entre el expresiden­te de la Comunidad de Madrid y el exministro Eduardo Zaplana se trató del posible traslado del juez encargado de la operación Lezo, Eloy Velasco, o de la juez de Estepona que investiga sobre el origen del dinero con el que Ignacio González se compró un ático en la Costa del Sol, a la que este alude llamándola “niñita de mierda” y “tonta del culo”.

Nieto demostró conocer las lides parlamenta­rias. En su primera intervenci­ón habló con la mano tendida, diciendo estar dispuesto a deshacer cualquier malentendi­do. Aseguró que él no sabía ni una pala- bra de la operación Lezo, y añadió que si recibió a Pablo González fue porque le conocía como directivo de la sociedad Mercasa. Nieto fue alcalde de Córdoba, y le trató entonces en función de ese cargo. Pero el pasado 8 de marzo, cuando le invitó a pasarse por su despacho, por supuesto que no hablaron de nada relacionad­o con el Canal de Isabel II ni de los negocios ilícitos de la familia González, ahora desvelados.

La oposición no le dio a Nieto crédito alguno, ni un minuto de tregua. Rechazaron su versión. Les irritó, incluso. Le atacaron con todas las variantes de la crítica y la descalific­ación parlamenta­rias. Creyeron que les trataban de ingenuos, de crédulos o incluso algo peor. Y salieron en tromba. Sobre todo Antonio Trevin (PSOE), Rafael Mayoral (Podemos) y Gabriel Rufián (ERC), que fueron los más duros, unas veces con ironía, y otras con acidez.

“Usted ha venido hoy a contarnos aquello de ‘cariño, esto no es lo que parece’”, le espetó Trevin. El portavoz del PSOE subrayó que una de las conversaci­ones grabadas en el sumario del Canal de Isabel II atribuye al hermano de Ignacio González la afirmación de que había hablado con un secretario de Estado “y me ha dicho que ande con cuidado”. A partir de entonces, los investigad­os habrían hablado por teléfono con muchas más cautelas. Trevin añadió que la reunión mantuvo con Pablo González se produjo “al día siguiente de saber por un chivatazo que le estaban investigan­do a él y a su hermano”.

Mayoral apuntó directamen­te a la diana política y le dijo al secretario de Estado de Seguridad que no basta con se marche él, porque se tiene que ir todo el Gobierno. El portavoz de Podemos acusó al PP y sus responsabl­es políticos de intentar esconder la corrupción “bajo la alfombra”, donde no sólo no desaparece, sino que crece y prospera.

Rufián, a su vez, le reprochó a Nieto que acudiera al Congreso “a hacernos creer que se reúne con imputados y con hermanos de imputados para hablar de la distribuci­ón de la carne y del pescado en el sector mayorista”. Feliu Guillaumes (PDECat) criticó y lamentó el “grado de desgaste” de Interior, y Miguel Gutiérrez (Cs) acusó a Nieto y al PP de tener “las mochilas muy llenas de corrupción”.

El secretario de Estado de Seguridad se creció ante los ataques y en su segunda intervenci­ón acusó a la oposición de pretender desgastar al Gobierno aprovechan­do una polémica en la que no ha aparecido la menor prueba de que desde Interior se haya querido ayudar a corrupto alguno. Nieto dijo que el debate no había demostrado connivenci­a alguna, y salió del Congreso convencido de que ningún golpe de la oposición le había llegado al rostro, mientras desde la oposición le acusaban de soberbia o –dijo Rufián–, de “haberse hecho la rubia” durante su comparecen­cia.

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EMILIA GUTIÉRREZ José Antonio Nieto, ayer en el Congreso de los Diputados

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