Podemos consigue el apoyo de los sindicatos a la moción de censura
Pablo Iglesias considera que su moción de censura, cuyo éxito aritmético en el Parlamento se revela imposible desde casi el mismo momento de su anuncio, no se juega en el Congreso de los Diputados sino fuera de él, y ayer intensificó sus reuniones con representantes de una sociedad civil en gran medida escandalizada por el cambio de escala de la corrupción política, para cosechar apoyo moral e intelectual.
Los encuentros con los sindicatos, en este caso sobre todo representantes del sentir de los trabajadores del Estado, del funcionariado, a los que Unidos Podemos apelaba en la presentación de su moción de censura como “la parte sana del Estado”, han sido muy fecundas, según Podemos. Comisiones Obreras, UGT y organizaciones de los trabajadores de la función pública tan activos como Gestha, sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda habitualmente críticos con la laxitud en la lucha contra el fraude fiscal, han centrado la actividad de los morados en la recolección de simpatías hacia su impugnación del gobierno de Mariano Rajoy, y han emitido mensajes de complicidad hacia la pretensión de Unidos Podemos de voltear el gobierno. El propio secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, manifestaba ayer su sorpresa por las reacciones políticas y mediáticas al anuncio de la moción de censura: “Parece que no gusta cuando Podemos hace política fuera del Congreso y tampoco cuando la hace dentro. No lo entiendo”.
Pero esa expansión de la impugnación del actual gobierno, y de sus prácticas intrusivas respecto a la actuación jueces, fiscales y fuerzas de seguridad, tropezó ayer con un revés que fue el plantón de la organización profesional Jueces para la Democracia, que 24 horas antes había accedido a reunirse e intercambiar pareceres con Unidos Podemos, tras la revelación de grabaciones de la operación Lezo en las que trascienden los intentos de altos cargos del PP por dirigir el sentir de las actuaciones de Fiscalía y jueces para mitigar o hacer descarrilar las actuaciones punitivas contra la corrupción del PP, al menos en Madrid.
Fuentes consultadas por este diario apuntan a que la organización progresista de jueces ha recibido en las últimas 48 horas intensas presiones políticas para que se distancie de la moción de censura de Podemos y de su pretensión de convertirse en la voz de la hostigada función pública, de modo que la organización gremial progresista, históricamente próxima al socialismo, ha acabado por desistir de reunirse con los representantes de Unidos Podemos.