Buenas previsiones hasta el 2020
DE las previsiones económicas efectuadas por el Gobierno en el programa de estabilidad de España 2017-2020, que el Consejo de Ministros de ayer acordó remitir a la Unión Europea, sólo puede desearse que efectivamente se cumplan porque contemplan un crecimiento robusto, una importante creación de empleo y la progresiva reducción del déficit público hasta llegar al equilibrio presupuestario al final del periodo. Ello dependerá, fundamentalmente, de que prosiga la positiva evolución económica internacional, de que se mantengan las reformas en curso que tan buen resultado han dado y de que un eventual ambiente de inestabilidad política, ya sea en España o en el seno de la Unión Europea, no rompa el clima de confianza existente en la actualidad.
El principal motor de la actividad será el consumo interior, como hasta ahora, acompañado de un mayor dinamismo del sector exterior. Gracias a ello la economía y el empleo crecerán una media del 2,5% anual, con la creación de medio millón de empleos cada año, y la tasa de paro bajará progresivamente hasta situarse en el 11,2% de la población activa a finales del 2020, año en que la cifra de ocupados rebasará los veinte millones de personas, al igual que antes de la crisis. Todo ello se desarrollará en un escenario en el que el saldo de la balanza por cuenta corriente se mantendrá con un superávit próximo al 2% del PIB, lo que supone un hito histórico.
Las cuentas públicas, según las citadas previsiones, registrarán una progresiva reducción del déficit público, que bajará este año hasta el 3,1% del PIB, al 2,2% en el 2018, al 1,3% en el 2019 y al 0,5% en el 2020. Ello irá en paralelo a la reducción de la deuda pública, que acabará el citado escenario temporal en el 92,5% del PIB, un porcentaje que todavía será muy alto y que demuestra las grandes dificultades existentes para digerir el elevado endeudamiento acumulado en los años de crisis, fundamentalmente a causa del rescate bancario.
El Gobierno también ha remitido a Bruselas un ambicioso programa de reformas que constituye una magnífica hoja de ruta para un crecimiento económico de mayor valor añadido y para la creación de empleos de calidad. Lo importante, en este caso, es que todas las fuerzas políticas se pongan a trabajar en su desarrollo eficiente y en su puesta en marcha, con la máxima urgencia, para que no quede en papel mojado y se puedan aprovechar los actuales años de crecimiento económico para sentar las bases de un futuro de mayor progreso y bienestar.