Amenaza juvenil global
Alerta internacional ante la propagación del macabro juego de La Ballena Azul, con un primer caso detectado en Catalunya y su foco más letal en Rusia
No es un juego ni ninguna broma. Tampoco un bulo ni una leyenda urbana que haya corrido por internet. La Ballena Azul, un reto suicida dirigido al público adolescente, propagado a escala global por las redes sociales, ha activado la alerta internacional. Tras la pista del macabro juego están ya autoridades y cuerpos policiales de países como España, Rusia – donde se detectó el primer y foco más mortífero–, Chile, Colombia o Brasil. Los Mossos d’Esquadra han abierto una investigación tras confirmarse el primer y único caso detectado en Catalunya, con una chica de 15 años del Vallès Occidental que intentó matarse.
El suicidio es la última de las cincuenta pruebas, la mayoría autolesivas, a las que someten a las víctimas quienes dirigen el reto en la sombra, a través de grupos privados de redes sociales como Facebook. La chica está siendo tratada en la unidad de psiquiatría de un hospital de su comarca. “No sabemos que haya más casos, pero a partir de la investigación de los Mossos d’Esquadra podremos saber si existen”, explicó ayer en El Món a RAC1 la psiquiatra Rebeca Gracia, coordinadora de hospitalización de salud mental y juvenil del hospital Parc Taulí de Sabadell. Aunque la policía catalana dispone todavía de poca información, no hay constancia oficial de más casos.
En Rusia, donde según todos los indicios ha calado con más fuerza el terrorífico juego, algunas fuentes hablan de 130 menores fallecidos desde noviembre de 2015 hasta abril de 2016, destaca la inspectora Silvia Barrera, de la unidad de investigación tecnológica de la Policía Nacional. Uno de los presuntos mentores o curadores, como se conoce a quienes dirigen el reto, fue detenido en el país eslavo. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, puso ayer incluso La Ballena Azul como ejemplo de la falta de seguridad en internet.
“Son grupos cerrados. La voz se corre en las redes sociales y los menores acuden atraídos por la curiosidad, el morbo, la soledad o los problemas personales. Les mantiene el miedo y acaban poniendo fin a sus vidas como una liberación”, explica la inspectora Barrera. Los mentores coaccionan a los jóvenes, con amenazas contra su familia, para que sigan el reto hasta las últimas consecuencias. “Los guías alimentan su ego, no tienen otra ganancia que el sentirse seguidos por un grupo de adolescentes”, dice la doctora Gracia.
Aunque el fenómeno es global, los administradores de cada grupo se comunican en el idioma de sus víctimas. Es una amenaza global que se aprovecha de la especial vulnerabilidad de menores en situaciones de aislamiento e incluso en estados depresivos. “No es raro que los adolescentes utilicen las redes sociales para extender las autolesiones, que lo compartan con su grupo de amigos; esto lo estamos encontrando entre los adolescentes que atendemos”, corrobora Gracia.
“Son chicos que se aíslan, que se encierran y tienen sus amigos en las redes sociales, donde se sienten menos inseguros”,-destaca Jordi Peris, psicólogo clínico y jefe del área infantil y juvenil del hospital universitario Institut Pere Mata de Reus (Baix Camp). Aunque asegura que no han detectado ningún caso, Peris compara La Ballena Azul con los grupos de Facebook que promueven la anorexia entre adolescentes. Al tratarse en ambos casos de grupos cerrados, los jóvenes pueden esconderse de sus familias. “Cuesta más que lo detecten, aunque no es habitual que se produzcan de forma aislada; son situaciones complejas, con varios factores y otros cambios de comportamiento. Tienen su peligro en personas de especial vulnerabilidad, un adolescente que siga un proceso de cambio normal no se sentirá atraído”, añade.
“Los sujetos más vulnerables son chicos con baja autoestima, excluidos a nivel social y con falta de un reconocimiento que encuentran aquí. Se empiezan tatuando una ballena en el brazo a cambio de sentirse parte del grupo; y superar las distintas pruebas les da cierto estatus. Es bueno que los padres supervisen el uso que hacen sus hijos de las redes sociales”, alerta Gracia.
Los expertos advierten que adolescentes en situaciones de aislamiento son las víctimas más vulnerables