Carla Ruiz apuesta por el amarillo en su baile de máscaras
Pronovias puso anoche el punto y final a la pasarela de la Barcelona Bridal Week que inauguró el martes Rosa Clará. El desfile, celebrado en el MNAC, recordaba una calle con farolas y en medio una fuente de los deseos, ya que la colección Atelier Pronovias del 2018 se llama Wish (deseo). Las tops Romee Strijd, Martha Hunt, Cindy Bruna y Bregje Heinen capitanearon el desfile con los diseños de Hervé Moreau: “El agua es un elemento clave, su brillo se representa en la pedrería blanca, los encajes y los bordados, y su movimiento en los patrones, desde cortes sirena y evasé, hasta grandes volúmenes”.
Además de la fuente del deseo de Pronovias ayer hubo también un baile de máscaras en la propuesta del desfile de Carla Ruiz. “Nos gusta jugar y divertirnos y desde el tiempo de los egipcios o los griegos se utiliza el antifaz, en fiestas, carnavales, disfraces y ahora lo hemos utilizado, por su toque de misterio”, explica Rocío Ruiz, la diseñadora de la firma nacida en Málaga hace ocho años, los mismos que tiene su sobrina Carla, de ahí el nombre. “Este año, además del negro y el blanco, apostamos por el amarillo, color denostado por la mala suerte, pero muy favorecedor”, explica.
En su colección no faltan las sedas, el guipur, las gasas plisadas, los tules, los brocados, las transparencias o los ricos estampados florales. “la telas las compramos en India, Italia y China, y todo lo confeccionamos en Málaga”, dice la diseñadora. Reconoce que sus clientas no son jovencitas, y entre las más fieles la malagueña María Teresa Campos, Marta Sánchez y sobre todo Anne Igartiburu. Hace unos días lució un diseño suyo en Nueva York en el homenaje que se le hizo a su marido el director de orquesta Pablo Heras-Casado.
Pronovias colocó una fuente de los deseos en su desfile que cierra la Barcelona Bridal Fashion Week