REALIDAD VIRTUAL INMERSIVA
Nerón mandó construir la Domus Aurea después del devastador incendio que destruyó Roma en el año 64 después de Cristo. De repente se liberó mucho terreno. Era un complejo de 80 hectáreas, una verdadera ciudad dentro de la ciudad, entre las colinas del Palatino y el Esquilino, con numerosos edificios, calles, un gran lago, monumentos y vastos jardines. Los trabajos se prolongaron cuatro años. La parte que puede visitarse, muy cerca del Coliseo, es sólo una porción mínima de lo que había, aunque ocupa una extensión de 16.000 m2. Hoy está bajo tierra porque el emperador Trajano usó la Domus Aurea como cimiento para unas termas. Era la conducta habitual de los emperadores. Aniquilaban la memoria de sus predecesores. Gracias a unas gafas especiales de realidad virtual inmersiva, los visitantes, sentados en unos taburetes en una de las salas principales, se sumergen en la Domus Aurea tal como se imagina que era en tiempos de Nerón, con sus mármoles, frescos y gran luminosidad. Nunca se había empleado esta tecnología en un lugar arqueológico. Es una experiencia sugestiva, sobre todo cuando esa realidad virtual te transporta al exterior, con una espléndida vista del jardín y del lago. No es de extrañar que el exigente Nerón, cuando entró por primera vez en su nueva residencia, exclamara –según Suetonio–: “Finalmente puedo empezar a vivir como un ser humano”.