Tenso debate Macron-Le Pen a tres días de las elecciones
La líder del Frente Nacional dibuja a su rival como defensor de las finanzas y “la mundialización salvaje”, mientras él la acusa de ser la “extrema derecha”
Ante millones de espectadores, Emmanuel Macron y Marine Le Pen se batieron ayer en un debate televisivo de cara a las elecciones del domingo. Ambos arriesgaron poco y salieron vivos. El candidato de En Marcha y la del Frente Nacional repitieron los clichés ya explotados. Él la situó en la “extrema derecha” y ella lo calificó de “niño bonito del sistema”.
Debate inédito de más de dos horas el de anoche en la tele francesa. Por primera vez dos candidatos ajenos a los dos partidos que han dominado la escena durante medio siglo. En lugar del “socialista” y el “conservador” de siempre, una radicalización: la “extrema derecha” contra el “extremo mercado”, la “facha” contra el “banquero”, como ha repetido hasta la saciedad la caricatura. Marine Le Pen contra Emmanuel Macron.
Ella defendiendo, sobre todo, su credibilidad económica, ante el miedo de millones de franceses a que sus necesariamente poco claras propuestas sobre la Unión Europea y la salida del euro generen un desbarajuste con repercusiones en el bolsillo del simple ciudadano. Él intentando demostrar su estatura presidencial, pese a su condición de novato, nunca electo. Ella desmintiendo la raíz ultraderechista que está en su biografía política. Él negando por un lado su condición de genuino representante del establishment neoliberal y afirmando al mismo tiempo su originalidad como nuevo producto político, pese a haber estado al mando de la política económica de Francia en los últimos cinco años como consejero económico y ministro de François Hollande. Demasiado para una noche.
El debate comenzó fuerte, con Le Pen muy lanzada y siguió el guion de los últimos días. La candidata acusó a Macron de ser el “representante de las finanzas”, “de la mundialización salvaje, de la guerra de todos contra todos, de la uberización”, “de los grandes intereses económicos” y el “heredero de Hollande”, y lo pintó como un antipatriota.
Macron respondió inmediatamente con el mismo calibre artillero: “Usted es la verdadera (rica) heredera, heredera de un partido de extrema derecha, hace cuarenta años que tenemos Le Pen como candidato”. “Lleva usted el espíritu de derrota, cuando somos fuertes en el mundo”. Siguió una discusión sobre la venta de grandes empresas francesas (Alstom, SFR) a grupos extranjeros durante el mandato de Macron, extremo que este negó. “Usted no defiende los intereses superiores de la nación”, sino “intereses privados”, atacó Le Pen.
Al principio, Macron se dejó arrinconar. Respondía con explicaciones que parecían lecciones de economía a un ignorante. “No se haga el profesor ante un alumno”, le cortó Le Pen.
Con el tiempo, Macron fue adquiriendo seguridad y condujo el
cruce de ataques hacia un debate más articulado, que acabó ganando. Logró imponer una imagen de buen sentido y salir del mero intercambio de latigazos previamente preparados. “Dice usted muchas tonterías”, repetía Macron.
“El terrorismo y la seguridad están totalmente ausentes de su programa, yo expulsaré a los extranjeros fichados y retiraré la nacionalidad a los binacionales”, dijo Le Pen. “Los que se hacen saltar por los aires van a temblar por la retirada de nacionalidad”, ironizó Macron.
“Usted es indulgente con el fundamentalismo islamista”, contraatacó la candidata. “Lo que usted propone en materia de terrorismo, con el cierre de las fronteras, es munición de fogueo”. “Luchar contra el terrorismo no es caer en sus trampas, insultando a los franceses por su origen y religión”.
Macron tuvo uno de sus mejores momentos cuando respondió con argumentos al reproche de su adversaria por haber calificado en Argelia la colonización como “crimen contra la humanidad”. Habló de la necesidad de acabar con la “guerra de las memorias”. El candidato hundió a Le Pen declarándola “indigna” por los asuntos judiciales que le persiguen.
Le Pen anunció un “referéndum constitucional en septiembre” para restablecer la prioridad del derecho francés sobre el europeo. Macron explicó la imposibilidad de salir del euro sin catástrofes, ni de tocar el orden europeo. “Mi proyecto es una Francia competitiva”, dijo. “Necesitamos a Europa en la globalización”.
Los sondeos son unánimes: Marine Le Pen no ganará estas elecciones. A tres días de la final, la diferencia entre los dos candidatos es de 20 puntos (60% contra 40%). La misma diferencia que los sondeos ya reflejaban semanas antes de la primera vuelta del 23 de abril. Es una diferencia enorme que no tiene nada que ver con el cuadro de cosas que había en el Reino Unido en vísperas del Brexit o en las presidenciales de Estados Unidos.
“En vísperas del referéndum británico los partidarios del Brexit estaban en un 48%, no muy lejos de la victoria”, explica Jérôme Fourquet, del Instituto IFOP. “En Estados Unidos, la victoria de Trump fue tan justa que hasta perdió en número de votos y solo ganó por los famosos estados clave”, recuerda. “La situación en Francia es completamente diferente: aquí la diferencia en intención de voto es enorme y fundamentalmente estable desde hace semanas”, dice.
Le Pen podría doblar el resultado conseguido por su padre en las presidenciales de 2002 (20%). Eso es lo que se espera, que alcance un voto de alrededor del 40%, lo que es un avance enorme. Pero para ganar, debería triplicar el resultado de 2002, lo que con los datos de hoy es “inimaginable”, dice Fourquet.
¿El efecto de una abstención, que se espera alrededor del 30%, podría cambiar las cosas? “Necesitaría no sólo que el índice de abstención aumentara un 15%, sino que, además, toda esa abstención fuera de votantes de Macron”, explica. “Se necesitaría una abstención máxima, que no se ha detectado”.
“El asunto está cantado, y desde hace mucho tiempo: basta ya de fomentar el miedo”, dice Jean Chiche, del Centro de investigaciones políticas de Sciencies Po de París (Cevipof) y especialista en sondeos.
“Todos los elementos disponibles muestran que Macron va a ganar estas elecciones”, coincide Jean-Daniel Lévy, director de departamento del gabinete de sondeos Harris Interactive, citado por la agencia Reuters.
La ventaja de Macron por veinte puntos está reflejada desde hace semanas por los sondeos de por lo menos cinco agencias diferentes.“La diferencia entre los dos candidatos continúa siendo considerable y para cambiarla sería necesario que seis millones de electores cambiaran de opinión”, dice Jérôme Sainte-Marie, del instituto Polling Vox. Ningún debate televisado entre finalistas ha provocado cambios sensibles en la intención de voto en las campañas francesas. El de anoche, tenso y estéril, tampoco.
Le Pen podría doblar el resultado del 2002, para ganar necesitaría triplicarlo, lo que es “inimaginable”