El País Vasco arranca un trato millonario por el apoyo al PP
El Gobierno ‘devolverá’ 1.400 millones y rebajará el cupo en 500 cada año El pacto para el presupuesto incluye el AVE y un plan industrial
Primer objetivo, cumplido. Los presupuestos elaborados por el Gobierno de Mariano Rajoy para este 2017 sortearán hoy su primer gran obstáculo, en la votación de las enmiendas de totalidad, gracias al acuerdo sellado definitivamente ayer –“al cien por cien”– con el PNV, que se suma a los pactos ya alcanzados con Ciudadanos y Coalición Canaria. Aunque sea por la mínima, y tras un triple empate a 175 diputados, las cuentas superarán hoy su primer escollo y podrán ser tramitadas.
Rajoy salva así el cuello, y el PNV logra a cambio un acuerdo muy ventajoso para Euskadi, que rebaja el cupo en más de 500 millones anuales y se mete en el bolsillo otros 1.400 millones pendientes. El propio presidente del PNV, Andoni Ortúzar, se reunió con Rajoy en el Congreso, para firmar, negro sobre blanco, el acuerdo. Y Aitor Esteban anunció a continuación la buena nueva. No es el principio de “un idilio”, advirtió el portavoz del PNV, sino “saber hacer política”. Un pacto que, añadió, no condiciona futuros apoyos del PNV al Gobierno. Pero que, eso sí, despeja el escenario inmediato de Rajoy, sin sobresaltos: “Somos gente seria, cuando llegamos a un acuerdo lo cumplimos”, zanjó Esteban.
El presidente del Gobierno ha logrado así, además, hacer encaje de bolillos para salvar el primer envite a sus cuentas, al hacer compatible el respaldo del PNV gracias a una me-
UN ACUERDO QUE SALVA EL CUELLO A RAJOY “Hemos negociado con quien se ha dejado negociar”, justifica Montoro; PP y PNV dicen que su pacto “no perjudica a nadie”
LA JUSTIFICACIÓN VASCA “No es el principio de un idilio”, advierte el portavoz nacionalista vasco, Aitor Esteban, sino “saber hacer política”
jora sustancial del cupo, con el de Ciudadanos, pues el partido de Albert Rivera rechaza tajantemente esta singularidad fiscal vasca. El pacto con el PNV, al margen del acuerdo sobre el cupo (véase el recuadro inferior) incluye también la financiación –3.380 millones– para construir la Y ferroviaria vasca y sus respectivas estaciones en el año 2023, y garantiza aportaciones del Estado relativas a tarifas eléctricas o la industrialización, amén de autorizar un incremento de los ertzainas con los que Interior asegura una mejor coordinación.
El acuerdo no le pasó excesiva factura al PNV. Apenas EH-Bildu acusó a los nacionalistas vascos de “apuntalar y fortalecer al partido más corrupto de Europa”. Y el portavoz parlamentario de Economía de Podemos, Alberto Montero, reprochó al PNV que se haya dejado “comprar”, y avale las cuentas del Gobierno “a golpe de chequera”. Tanto el PP como el PNV se apresuraron a subrayar, no obstante, que su pacto “no perjudica a nadie”. “Hemos negociado con quien se ha dejado negociar”, justificó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.“Estos no son unos presupuestos negociados, sino comprados”, insistió Montero. Lo cierto es que los grupos reprocharon el pacto, pero no el hecho de que Euskadi haya obtenido un considerable rendimiento económico. Tampoco fuera de la Cámara se oyeron voces de ningún barón territorial poniendo el grito en el cielo, salvo el presidente valenciano, que observó que si el cupo vasco se puede resolver, también se podrá arreglar la financiación autonómica.
El debate parlamentario que ayer se sustanció en el Congreso reflejó por lo demás distintas interpretaciones sobre unas mismas cuentas. Montoro, con su habitual socarronería, sarcasmos y chanzas –un estilo que entusiasma a la bancada del PP e irrita notablemente a casi todos los demás en el hemiciclo–, defendió contra viento y marea que estos son “los presupuestos del empleo y el gasto social”. Y en Ciudadanos, el socio principal, se mostraron satisfechos ante unas cuentas que, a juicio de Toni Roldán, suponen “un cambio de rumbo claro”, porque acaban con los recortes, al tiempo que invierten más en educación y política social. Pedro Saura (PSOE) e Irene Montero (Podemos) denunciaron, en cambio, que son los presupuestos con un gasto social más bajo de toda la UE.
Montoro, arropado a lo largo de la jornada por Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, insistió en que estas cuentas ofrecen “la oportunidad de seguir mejorando la vida de los españoles”. Aunque tampoco quiso poner estos presupuestos por las nubes: “Son los mejores posibles”, afirmó.
Montoro, no obstante, logró sacar de sus casillas a los grupos de izquierda, al reprocharles que pretendan “una borrachera de gasto público”. “¿No hemos hecho más que salir de la borrachera de gasto público y ya quieren volver a ir de copas para celebrarlo?”.
Ya por la tarde, comenzó el turno de los grupos que registraron enmiendas de devolución de las cuentas. En primer lugar, el PSOE, con un Antonio Hernando que quiso atizar duro al Gobierno con los escándalos de corrupción que provocan “indignación, vergüenza y repugnancia” en los españoles, y “arrasa la confianza en este Gobierno y destroza toda su credibilidad”. Mirando tanto a Rajoy como a Pablo Iglesias –tras su anuncio de moción de censura–, el portavoz socialista anunció que el presidente del Gobierno tendrá que comparecer “en breve” en la comisión de investigación de la presunta financiación irregular del PP. “¡Y vamos a ser implacables a la hora de pedir responsabilidades!”, clamó.
En nombre de Unidos Podemos, no tomó la palabra Pablo Iglesias, sino Alberto Montero, Alberto Garzón, Joan Mena y Yolanda Díaz. Insistieron en echar en cara al Gobierno la corrupción, y denunciaron que, con estas cuentas, volverán a pagar el pato los de siempre.
Concluyó la jornada el portavoz de ERC, Joan Tardà, que tronó contra unas cuentas que son “la radiografía del fracaso de un Gobierno y de la oligarquía española”.