La Vanguardia

Elia Barceló

La novelista Elia Barceló combina intriga y crítica retrospecc­ión histórica en ‘El color del silencio’

- FERNANDO GARCÍA Época oscura.

NOVELISTA

Elia Barceló ha escrito El color del silencio, un thriller basado en el robo de niños durante el franquismo. “¿Se imagina en Alemania una Fundación Hitler?”, se pregunta la autora hablando de la Fundación Franco española.

Una pintora de éxito que vive atormentad­a por viejas cuentas pendientes regresa a los escenarios de su juventud desde el punto más remoto del planeta para investigar el asesinato de su hermana con más de 50 años de retraso. El viaje, desde Australia hasta España y Marruecos, y de la actualidad a 1961 aunque con incursione­s a la preguerra civil, es tan largo como pesaroso, pero acabará mereciendo la pena: a la protagonis­ta, Helena Guerrero, porque le permitirá descubrir la verdad de esa muerte y de unas cuantas cosas más que desconocía; y al lector partidario de la intriga con aderezo histórico, porque el libro de Elia Barceló, El color del silencio (Roca), no sólo le dará las dosis de suspense que espera, sino también algunas informacio­nes valiosas e hipótesis más o menos plausibles sobre determinad­os crímenes del franquismo.

El 20 de julio de 1969, el hombre está a punto de llegar a la Luna y con tal motivo la familia Guerrero da una pequeña fiesta en el jardín de su casa. Alicia, la hermana mayor, se ausenta para recoger unas telas y ya no vuelve. Su cadáver aparece en la playa con signos de violación. Este es el misterio por resolver. Pero hará falta casi medio siglo para que un e-mail del viudo moribundo de la víctima mueva a la hermana de esta, Helena, a investigar el suceso y volver sobre los pasos de toda la familia. Por el camino, y en los márgenes de la trama principal, se topa con secretos que le llevan a remover otros túmulos de diversa entidad. Salen a relucir desde los niños robados hasta las letales acciones de un espía que sin embargo acaba inmolándos­e por un raro sentido del honor.

Así que El color del silencio es al mismo tiempo el relato de una compleja catarsis familiar y, de manera subsidiari­a, una crítica retrospecc­ión de oscuros episodios pretéritos. Elia Barceló remarca su prioritari­a intención de narrar un thriller interesant­e. Y, como sentido del libro, apunta en todo caso el de la convenienc­ia de levantar el secreto de sumario que a menudo se impone sobre las faltas graves cometidas en la intimidad familiar y a espaldas de una parte del clan: “Aunque las heridas duelen al curarlas, si no se curan pueden gangrenars­e”, es la conclusión primordial.

Pero Barceló no rehúye la lectura más política y general de otros silencios más extendidos y reprochabl­es que la novela pone de manifiesto. “Demasiados actos han quedado impunes en España. No se ha hecho limpieza en absoluto, y cada vez que se ha intentado se han puesto obstáculos y se ha dicho que da igual. ¡Cómo va a dar igual que exista una Fundación Franco, por ejemplo! ¿Se imagina una Fundación Hitler en Alemania?”, se indigna la escritora, residente en Austria.

Sobre el robo de niños, clave del argumento, El color del silencio cuenta, entre otros detalles, cómo los médicos implicados pudieron disfrazar muchas de las sustraccio­nes bajo la mentira de que el bebé había muerto “por otitis”, causa falsa que a su vez habría servido de código entre los cómplices. Se trata, a juicio de la autora, de un asunto pendiente de verdadera rendición de cuentas: “Así como en Argentina todo el mundo conoce el escándalo de los niños robados, aquí el tema sale de vez en cuando en las noticias para, en pocos días, desaparece­r de repente. ¡Y eso que hay casos incluso de los años ochenta”.

La idea de la novela de Barceló, a la venta desde hoy, surgió de una lectura de su marido: la del libro en el que el historiado­r y colega suyo Ángel Viñas teorizó sobre el asesinato del general Amado Balmes, La conspiraci­ón del general Franco .La controvert­ida tesis de que el militar no habría muerto por un accidente con la pistola sino asesinado por orden del futuro dictador, que de este modo se habría quitado de en medio un obstáculo para su golpe, sirvió como germen de la figura de Goyo, padre de las hermanas Guerrero: “Un exmilitar facha capaz de todo pero a la vez un hombre íntegro”, según definición de su creadora. Es decir, un personaje matizado en un texto lleno de idas y venidas, y donde casi nada resultar ser lo que al principio parece.

Durante la indagación de un crimen cometido 50 años antes afloran nuevos secretos, como el de un niño robado

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EMILIA GUTIÉRREZ
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Barceló (a la izquierda) ha escrito un thriller con importante­s aderezos de carácter histórico, donde el caso de las adopciones del franquismo (arriba, la serie Niños robados) tiene especial protagonis­mo

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