Al jefe del FBI le provoca “náuseas” que Clinton le acuse de su derrota
James Comey, director del FBI, declaró ayer que le entran “nauseas”, cuando los demócratas y en particular Hillary Clinton le acusan de haber actuado de forma partidista para decantar el resultado de la elección presidencial a favor de Donald Trump. “[En las investigaciones] no puedo tener en cuenta ni por un segundo qué futuro se vería afectado y de qué manera –señaló Comey–, simplemente tenemos que preguntarnos qué es lo que hay que hacer y luego hacerlo”.
El jefe del FBI volvió a comparecer ante el Comité Judicial del Senado veinticuatro horas después de que Hillary Clinton asegurara en un evento público que “habría ganado las elecciones si se hubieran celebrado el 27 de octubre”. Era la manera de acusar de su derrota al director del FBI, que el día 28 informó públicamente de que había reabierto las investigaciones a Clinton por el uso de un servidor privado de correo electrónico en su etapa como secretaria de Estado. Las reabrió y las volvió a cerrar sin apreciar ningún delito cuando el supuesto perjuicio electoral ya estaba hecho.
Comey explicó que la reapertura de la investigación a Clinton se hizo pública el 28 de octubre porque creía que los correos electrónicos que habían encontrado sus agentes [siguiendo otra investigación] podrían dar una idea de las razones por las que Clinton utilizó el servidor privado y podrían cambiar las conclusiones de la investigación previamente cerrada y comunicada bajo juramento al Congreso. “Si no hubiera informado de nuevo al Congreso, habría cometido un acto de ocultación y la ocultación, en mi opinión, habría tenido consecuencias catastróficas, habría significado la muerte del FBI”.
Agentes del FBI encontraron nuevos correos electrónicos de Clinton en un dispositivo propiedad del esposo de su ayudante, Huma Abedin, el excongresista Anthony Weiner, un turbio personaje que tuvo que dimitir al descubrirse su afición al sexting, es decir, el envío reiterado de mensajes y fotografías groseras incluso a menores. La posibilidad de que secretos de Estado hubieran llegado a manos de Weiner fue lo que alarmó a los agentes.
Comey ha sufrido los vaivenes de la política en propia carne. En ek 2004 dimitió de la administración Bush cuando se negó a practicar espionaje indiscriminado. Cuando exculpó totalmente a Clinton de haber cometido delito alguno, Trump acusó al jefe del FBI de conceder inmunidad a la candidata demócrata. Luego, después de reabrir el caso poco antes de las elecciones, Comey, acusado por los demócratas de actuar de forma partidista, ha sido el único cargo principal nombrado por Obama que Trump ha ratificado. Los demócratas le acusan de haber tratado diferente la investigación de Clinton y la conexión rusa del equipo de campaña de Trump, un asunto del que ayer ya advirtió de antemano que no pensaba decir “ni pío”, alegando que la investigación sigue abierta.