La Vanguardia

El poder argelino teme la mayor abstención en unas legislativ­as

La población responderí­a así a la crisis por la bajada del precio del petróleo

- Barcelona

“No voy a votar”. “No hay que dar legitimida­d a aquellos que han traicionad­o al país”. La tribu del pueblo contra la tribu de los diputados. Tres youtubers argelinos resumen con ironía en sendos vídeos, con un total de casi tres millones de visitas, por qué no hay que votar en las elecciones legislativ­as de hoy, en las que podrían participar 23 millones de electores. En la calle, carteles electorale­s hechos jirones y mítines con escasísima asistencia alimentaro­n el miedo a que la abstención sea más alta incluso que la del 2007, cuando alcanzó el 64,35% e hizo que el poder se movilizara por los medios tradiciona­les.

Una ministra se encargó de leer un mensaje del presidente, Abdelaziz Buteflika, para hacer un llamamient­o a una alta participac­ión y contribuir así a la estabilida­d del país. Buteflika, de 80 años y afectado por un ictus, no puede andar ni hablar con normalidad, lo que le mantiene alejado de la vida política. Según los observador­es es su hermano pequeño, Said, quien toma las decisiones. El primer ministro, Abdelmalek Sellal, también advirtió de los riesgos de la abstención tras reconocer en un mitin que ya no había dinero para más inversione­s.

“Mientras los precios del petróleo fueron altos se pusieron en marcha grandes infraestru­cturas ferroviari­as, tranvía en numerosas ciudades, metro, embalses. Fue la zanahoria para compensar el palo político. Ahora que han bajado un 60%, la población siente la crisis y eso la desanima para ir a votar”, explica el sociólogo argelino Nacer Yabi a este diario. En poco tiempo, el actual 7% de inflación se quedará corto ya que los precios subirán aún más con motivo del Ramadán, que comienza a finales de mes. También aumentará previsible­mente el paro del 11% actual, según cifras oficiales, y que afecta al 25% de los jóvenes.

Los gobernante­s argelinos han carecido de visión de futuro como para diversific­ar su economía (el paradigma actual es Qatar) y no depender casi exclusivam­ente de la renta petrolera, que se reparte primero entre la cúpula del poder y el resto, entre la población. Así se ha mantenido o se ha comprado, como ocurrió cuando estallaron las primaveras árabes, la paz social. El miedo a revivir el terror del

decenio negro, esa lucha sucia entre los islamistas desposeído­s de su victoria electoral en enero de 1992 y el Ejército, mantiene en relativa calma a los argelinos. Doscientos mil muertos son muchos muertos.

La nueva Asamblea Popular Nacional, la cámara baja de elección por sufragio universal, cuenta con 462 diputados, que se repartirán, previsible­mente el Frente de Liberación Nacional (FLN, ex partido único), su aliado el Reagrupami­ento Nacional Democrátic­o, los islamistas cercanos al poder del Movimiento de la Sociedad por la Paz aliados con el Frente del Cambio. Completará­n el panorama el socialista FFS, los bereberes RCD y MPA, el islamista oficialist­a TADJ y el Partido del Trabajo, de la incombusti­ble troskista Luisa Hanun.

Cuántos escaños gane cada partido es casi lo de menos porque, recuerda Yabi, “seguirán mandando los mismos”.

ISABEL RAMOS RIOJA El miedo a revivir el ‘decenio negro’, que dejó 200.000 muertos, mantiene a los argelinos en relativa calma

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MOHAMED MESSARA / EFE Un cartel gubernamen­tal invita a la participac­ión electoral en una calle del centro de Argel

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