Maduro y la oposición venezolana se acusan de preparar un golpe
Un joven muere en los choques de la nueva jornada de protesta contra el Gobierno
Pese a los graves problemas económicos, el presidente mantiene un sorprendente nivel de apoyo popular
En estos momentos Venezuela puede ser el único país de la historia en el que tanto el Gobierno como la oposición denuncian que el otro prepara un golpe de Estado. Líderes de la oposición como el combativo diputado Freddy Guevara califican la nueva Asamblea Constituyente que el presidente Nicolás Maduro anunció el lunes como una “profundización del golpe”. Este golpe fue iniciado a principios de año, según Guevara, cuando el Gobierno suspendió parte de los poderes de la Asamblea Nacional (Parlamento), que la oposición controla desde las elecciones legislativas del 2015.
Mientras tanto, Maduro acusa a la oposición de perpetrar un intento de golpe al utilizar su control de la Asamblea Nacional para sabotear su Gobierno a la vez que hacen llamamientos a actos de violencia civil que el Gobierno considera “terroristas”.
Convencidos de que luchan contra una dictadura golpista, la oposición realiza diariamente llamadas a la acción directa, a creartrancazos –cierres de carretera– y montar la resistencia civil, conocida como la guarimba. “Justifico absolutamente las barricadas para defendernos de la represión”, tuiteó Guevara que, igual que otros lideres de la oposición, había defendido la creación de una Asamblea Constituyente cuando la izquierda chavista dominaba el Parlamento en el 2014, una contradicción resaltada hasta la saciedad en los medios estatales.
Ayer la oposición convocó otra manifestación encabezada por sus 112 diputados en el barrio acobierno modado de Altamira. Su destino “sería un sorpresa”, dijo el diputado Carlos Paparoni, desatando temores de más violencia, ya que grandes áreas de la ciudad se anuncian con grafitis en cada pared como “territorio chavista”. Un joven de 18 años murió en Caracas en los choques con las fuerzas de seguridad en circunstancias todavía no aclaradas y el mismo Guevara sufrió lesiones en un pie cuando una bomba de gas lacrimógeno estalló durante un enfrentamiento con los antidisturbios.
Las tácticas de la guarimba incluso son discutibles desde el punto de vista electoral. “Yo tuve que ir al banco a las ocho de la mañana del martes y me encontré con un grupo de jóvenes que habían cerrado la calle; les dije que yo también quiero un cambio de gobierno pero tenía que pasar y amenazaron con pegar tiros al coche”, dijo Miguel, un trabajador de un hotel en Chacao. El 80% de la población repudia la violencia según los últimos sondeos (aunque quizás sea más revelador el hecho de que el 43% de los votantes de la oposición dicen que apoyan actos violentos). Una treintena de personas han muerto en las últimas semanas de batallas campales entre jóvenes combatientes de la guarimba opositora y la policía. Pero la lucha contra el golpe no es monopolio de la oposición. Maduro justificó la creación de la nueva Asamblea Constituyente por “la presión golpista” de la oposición, manifestada precisamente en estos llamamientos a la guarimba y la táctica de utilizar su mayoría en la Asamblea ya existente para bloquear medidas consideradas esenciales para evitar una suspensión de pagos sobre la deuda venezolana. Concretamente, la venta de algunos activos de la petrolera PDVSA a Rosneft, la compañía petrolera rusa. Maduro hizo referencia también a la “injerencia imperialista” en sus advertencias sobre planes golpistas.
En otros tiempos, semejante acusación habría sido tachada de otra teoría conspirativa del Go- venezolano. Pero ayer, un grupo de senadores republicanos en Washington, encabezados por el neoconservador del exilio cubano Marco Rubio, presentó un nuevo proyecto de ley que pretende sancionar a miembros del Gobierno venezolano por “subvertir la democracia”. En otro apartado de la ley, se insta a la Administración Trump a tomar medidas urgentes para impedir la venta de activos de PDVSA en Estados Unidos a Rosneft. Rubio facilitó la visita de Guevara y otros líderes de la oposición venezolana a Washington en enero, así como un encuentro de Lilian Tintori, la mujer del encarcelado líder opositor Leopoldo López, con el presidente Donald Trump.
Los senadores estadounidenses criticaron también a Maduro por “cambiar las normas del juego para aferrarse al poder”. En eso seguramente tiene parte de razón... La apuesta de la Asamblea Constituyente parece ser ganar tiempo para llegar a las presidenciales del 2018, cuando el panorama económico y político puede estar mejor.
Es una estrategia lógica. Porque el balance que se empieza a hacer en Caracas de la jornada de manifestaciones del Primero de Mayo es que Maduro, elegido en el 2015 para un mandato de cinco años, aún cuenta con un sorprendente nivel de apoyo para un presidente que gestiona una coyuntura económica en la que los precios se duplican cada dos meses, y la actividad económica se desploma un 18% en un solo año.
El aguante de Maduro no sólo se ha puesto de manifiesto con la presencia en las calles de más de 100.000 chavistas, principalmente trabajadores públicos, que llenaron la avenida Bolívar. Se ve también en los últimos sondeos de opinión independientes, que indican que la popularidad del presidente subió del 18% al 24% entre septiembre y marzo.
“Casi todo el mundo, yo incluido, esperaba un descenso imparable de la valoración de Maduro tras la caída del precio del petróleo, pero no ha ocurrido”, dijo Francisco Rodríguez, economista venezolano de Torino Capital en Nueva York, ayer en una conversación telefónica. “Nosotros esperamos una recuperación económica en el 2018”, añadió.