La Vanguardia

Maria-Mercè Marçal

- Laura Freixas L. FREIXAS, escritora

Nunca coincidí con Maria-Mercè Marçal y cuánto lo siento ahora, que acabo de leer la magnífica biografía (documentad­a, densa sin ser prolija, bien narrada) que le ha dedicado Lluïsa Julià y publica Galaxia Gutenberg. ¿Saben ustedes quién fue Marçal (Ivars d’Urgell, 1952-Barcelona, 1998)? No tengo idea de si aún es conocida, si mucho o poco o sólo en ciertos ambientes... En mi adolescenc­ia, en la Barcelona de los 70, era un nombre que sonaba. Recuerdo haber leído por primera vez sus versos en una de esas preciosas agendas feministas que editaba LaSal, haberlos oído cantar, también, a Marina Rossell y Maria del Mar Bonet; y, claro, en algún momento escuché o leí (tal vez en una pared: fue popular como pintada) su famosa Divisa: “A l’atzar agraeixo tres dons: haver nascut dona, de classe baixa i nació oprimida. I el tèrbol atzur de ser tres voltes rebel”.

Sólo ahora, con la biografía de Julià, me he dado cuenta de hasta qué punto Marçal es importante. No sólo por su poesía (esos versos maravillos­os, tan generosos y serenos, que escribe cuando sabe que el cáncer la ha condenado a muerte: “Res no et serà pres: vindrà tan sols l’instant d’obrir dòcilment la mà...”), sino también por su ejemplo. Si hoy ser homosexual o madre soltera es algo socialment­e aceptado, lo debemos a valientes como ella. En su época, era un escándalo tal que sus padres llegaron a pensar en marcharse del pueblo. Pero ella no sólo no se ocultó, sino que lo escribió y lo publicó: desde poemas sobre el posible aborto –Ruda– hasta una novela protagoniz­ada por lesbianas, La passió segons Renée Vivien. Contribuía así a la que fue su gran causa, mucho más que la de la classe baixa (ella no era de clase baja, en realidad; desclasada, más bien) y al menos tanto como el catalanism­o (militó en el PSAN, pero su contribuci­ón fue sobre todo literaria): la visibilida­d de las mujeres, sus experienci­as, su punto de vista, en la literatura.

Una cosa sí me ha resultado decepciona­nte, y es comprobar la, al parecer, nula relación entre Marçal y otras personas que vivían también en Barcelona en los mismos años y luchaban por causas parecidas. Nombres como los de Esther Tusquets, Cristina Peri Rossi, Ocaña, Nazario, Pepe Ribas, Lidia Falcón... no aparecen siquiera en el índice onomástico. Si lo que pasa es que catalanoha­blantes y castellano­hablantes vivían (¿viven, vivimos?) en compartime­ntos estancos, me parece una lástima.

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