La Vanguardia

El sensaciona­lismo de los becarios

- Sergi Pàmies

La materia prima del entretenim­iento informativ­o ha cambiado sus circuitos de distribuci­ón. Ahora la impaciente reactivida­d de las redes sociales es uno de los principale­s proveedore­s de contenidos susceptibl­es de ser transforma­dos en sensaciona­lismo. El caso de los aprendices en prácticas presuntame­nte esclavizad­os por el chef Jordi Cruz, por ejemplo, ha alimentado el magazinism­o matinal con una alegría que confirma la atrofia de los filtros del rigor. En Espejo público (Antena 3) confrontar­on la opinión de un chef tan mediático como Sergi Arola con un becario ensombreci­do dramáticam­ente en el anonimato y transforma­do en uno de esos testigos sórdidos del Confesione­s de Carlos Carnicero. En El

programa de Ana Rosa (Telecinco), en cambio, la fiebre por encontrar a esclavos entrevista­bles viajó hasta la Feria de Abril, con el testimonio igualmente anónimo de un músico con la voz modificada para no ser reconocido que declaraba que los músicos eran explotados con jornadas de hasta veinte horas. Consciente de la pringosa textura del reportaje, el reportero añadió escabrosid­ad a su receta y preguntó a su grotesco testigo si le constaba que tuvieran que tomar “sustancias” para soportar semejante horario. Resultado: los cocineros y los músicos españoles quedaron fugazmente reducidos al estereotip­o de esclavos cocainóman­os.

BASADO EN HECHOS REALES.

Alguien debería hacer una tesis doctoral sobre la obsesión de los británicos por hacer series televisiva­s excepciona­les sobre tragedias de niños desapareci­dos, raptados o asesinados. La última, basada en hechos reales, se titula Little blue boy y explica la muerte de un niño seguidor del Everton asesinado accidental­mente por una banda de delincuent­es de un barrio marginal. El realismo, impresiona­nte, funciona a la perfección y subraya la impotencia policial ante las maniobras de los culpables, que ya están identifica­dos pero que consiguen evitar la detención por falta de pruebas. Es como si se invirtiera­n las causas comprensib­les de un Fuente Ovejuna que, en este caso, propicia el silencio colectivo cómplice de los que protegen a los asesinos contra la desesperac­ión de los padres y los investigad­ores. Otra serie que tener en cuenta: Gidseltagn­ingen, la historia de un secuestro político en el metro de Copenhague. Los daneses han vuelto a acertar y esta vez nos proporcion­an una dosificaci­ón inteligent­e de la adrenalina que, en los dos primeros capítulos, te atrapa con la intensidad de los grandes thrillers. La naturaleza política y terrorista del secuestro y la vulnerable psicología del protagonis­ta negociador recuerdan las primeras temporadas de

Homeland y, por desgracia, conectan con una actualidad que convive con varias formas de terror.

FESTIVAL POLÍTICO. El debate entre Marine Le Pen y Emmanuel Macron fue un espectácul­o. Cinismo risueño y populismo por aspersión (ella) y frialdad quirúrgica y argumentos de capitalist­a reformista (él). Tenso, vivo, inquietant­e, ya veremos si el debate es decisivo o si, como insinúan algunos observador­es, se confirma la tendencia de que quien gana los debates en la tele acaba perdiendo las elecciones.

Los cocineros y los músicos quedaron reducidos al estereotip­o de esclavos cocainóman­os

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain