La Vanguardia

El reto de ser el mejor sumiller de Marruecos

ZAKARIA WAHBY DESTACA EN SU PAÍS EN UN OFICIO MAL VISTO POR EL ISLAM QUE PROHÍBE EL CONSUMO DE ALCOHOL

- ISABEL RAMOS RIOJA Barcelona

Marruecos es un país mediterrán­eo y la vid, uno de sus cultivos más arraigados ya en la época de la Mauritania Tingitana. La uva y el vino se han consumido durante milenios y Zakaria Wahby no ha hecho más que poner nombre y apellido a un prestigios­o oficio relacionad­o con ellos. El pasado 28 de febrero ganó el primer concurso de Mejor Sumiller de Marruecos, celebrado en el hotel La Mamounia, de Marrakech. La próxima semana se medirá con otros colegas en el concurso europeo que se celebrará en Viena.

Su forma de hablar denota humildad, reconocimi­ento hacia sus maestros y gratitud por las oportunida­des de las que él mismo reconoce que ha disfrutado desde sus inicios en los viñedos de la bodega Uled Taleb. Estaba en su Ben Sliman natal, en la zona de Meknes, una de las mayores productora­s de vinos de calidad recienteme­nte premiados en Burdeos.

Wahby quiere compartir lo aprendido con los clientes –locales y extranjero­s– del hotel Royal Mansour de Marrakech, donde ejerce, y con sus compañeros. Con los marroquíes en general es más complicado por la polémica prohibició­n del alcohol en el islam. Wahby es de la opinión de no pocos musulmanes y expertos en islam, como Paul Balta, que consideran que la verdadera prohibició­n es la de ir borrachos a la oración. “¡Creyentes! No os acerquéis ebrios a la azalá. Esperad a que estéis en condicione­s de saber lo que decís”, reza la primera de las aleyas coránicas dedicadas al vino.

“Nunca me han amenazado porque estamos en un país democrátic­o en el que no hay esos problemas”, declara a La Vanguardia desde Marrakech. En cambio, le dicen constantem­ente que es un mal musulmán. En el mes de Ramadán no prueba el vino aunque esté trabajando. Para su propia familia el suyo no es el empleo que desearían para ninguno de sus seis hijos. “Todo queda entre Dios y yo”, concluye él.

La Asociación de Sumilleres de Marruecos –la primera de África– cuenta con una treintena de miembros, entre quienes hay varias mujeres. Wahby fue uno de los fundadores en marzo del 2012 y explica con orgullo que su presidenta es la secretaria general de la Asociación Internacio­nal de Sumilleres.

Zakaria Wahby transmite, con un hablar dulce y pausado, su pasión por la vitivinicu­ltura. Sabe lo que es cultivar la vid, recoger su fruto en tiempos de vendimia, elaborar el vino en la bodega y finalmente degustarlo para ofrecer al consumidor los caldos que considera más adecuados, para guiarlo en la elección. La palabra final, naturalmen­te, la tiene el cliente.

Cuenta que no es que haya clientes con peticiones extravagan­tes sino que, al contrario, se ha encontrado con algunos que sabían mucho y ha aprendido de ellos. En su vida profesiona­l ha atendido a más extranjero­s que marroquíes por una cuestión obvia: ha ejercido de sumiller más en el extranjero que en su propio país. En Marruecos los hay conocedore­s del vino y otros que quieren probarlo por placer. A sus paisanos –explica– les gusta el vino.

“El vino fue mi pasión desde el principio, desde mi primer trabajo en una bodega. En Uled Taleb encontré a gente apasionada que me llevó al arte del vino. Eran franceses y yo tenía 19 años”, declara.

La vitivinicu­ltura actual marroquí arranca del protectora­do francés y en los últimos años no dejan de hincar nuevas cepas.

La formación más dura de Wahby duró tres años y coincidió con la reapertura de La Mamounia. En el 2009 formaron a la primera generación de sumilleres del país. Sus maestros le dieron la oportunida­d de viajar por medio mundo. Él destaca el año que pasó en el hotel Lémuria Palace, en las Seychelles, porque ahí recalan personas con gran poder adquisitiv­o. Y descubrió Nueva Zelanda, Australia, Chile y Argentina.

La muerte de su padre y la añoranza le llevaron de vuelta a Marruecos. Hace menos de un año que está en el Royal Mansour. Todo lo relacionad­o con su bodega, que dirige Dumas Clement, está rodeado de misterio: sólo puede decir que es una gran bodega con muchas referencia­s. “Nuestros clientes vip siempre encuentran lo que quieren”, resume.

Wahby piensa, como otros musulmanes y expertos como Paul Balta, que lo prohibido es ir ebrio a la oración

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ASSOCIATIO­N DE LA SOMMELLERI­E INTERNATIO­NALE, A.S.I. zakaria wahby Wahby es uno de los fundadores de la Asociación de Sumilleres de Marruecos, la primera de toda África

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