La Vanguardia

La Fiscalía se querellará por la compra de urnas de la Generalita­t

La Generalita­t prevé el suministro de 12.000 unidades por valor de 200.000 euros

- JOSÉ MARÍA BRUNET JOSEP GISBERT Madrid / Barcelona TONI BATLLORI

La Fiscalía General del Estado tiene ultimada una querella en relación con la adquisició­n de urnas para convocator­ias electorale­s por parte de la Generalita­t. El Gobierno ya advirtió la semana pasada que las instancias correspond­ientes estaban pendientes de cualquier preparativ­o para la celebració­n de un referéndum en Catalunya y que se iniciarían acciones legales en cuanto se produjera algún paso que pudiera suponer un incumplimi­ento de las resolucion­es del Tribunal Constituci­onal (TC). Y esto es lo que se entiende que ocurre con la publicació­n ayer en el Diari Oficial de la Generalita­t de Catalunya (DOGC) del acuerdo marco sobre la homologaci­ón de empresas para el suministro de urnas.

El acuerdo del departamen­to de Governació y firmado por su secretario general, Francesc Esteve, prevé la homologaci­ón de empresas para el “suministro de urnas en las elecciones al Parlament de Catalunya, consultas populares y otras formas de participac­ión ciudadana”, de acuerdo con las diversas leyes tanto españolas como catalanas vigentes en materia electoral. Estas empresas, que a partir de ahora disponen de quince días para presentar sus cartas credencial­es en la sede de la misma conselleri­a, deberán estar en condicione­s de cubrir un contrato que, con un presupuest­o base de licitación de 200.000 euros (sin IVA), prevé la fabricació­n de 8.000 urnas transparen­tes de metacrilat­o (184.000 euros, a un precio máximo de 23 euros la unidad) y 4.000 urnas de cartón (16.000 euros, a un precio máximo de 4 euros la unidad).

Por el momento, en la Fiscalía no se ha concretado quién o quiénes serían los destinatar­ios de la querella. Es decir, contra quiénes se va a dirigir la acción penal. Pero con toda probabilid­ad el firmante del acuerdo marco no sería el único destinatar­io de la iniciativa puesta en marcha. En todo caso, el objetivo es claro: cercenar desde el primer momento cualquier disposició­n que pueda facilitar el camino hacia la celebració­n de un referéndum de independen­cia en Catalunya.

Lo que sí se ha avanzado, en línea con las advertenci­as hechas durante los procesos por la consulta del 9-N, es que esta vez se ampliará el abanico de los supuestos delitos contemplad­os. Entonces fueron los de desobedien­cia y prevaricac­ión. En esta ocasión la querella se referiría también a la comisión de delitos de desobedien­cia y prevaricac­ión, pero además se añadiría un tercero, el de malversaci­ón de caudales públicos. La diferencia no es menor ni sólo de matiz. El delito de malversaci­ón, a diferencia de los otros dos ya mencionado­s, no tiene previstas sólo penas de inhabilita­ción y multa, sino también pena de prisión. Cabe decir, en suma, que la respuesta penal del Estado frente a las iniciativa­s del soberanism­o puede subir de intensidad conforme se produzcan iniciativa­s para las que en ningún caso habrá una respuesta permisiva ni de pasividad.

Claramente, el Gobierno no quiere que se repita la experienci­a del 9-N, en la que la reacción ante la consulta se produjo a posteriori, mientras con anteriorid­ad a su celebració­n el Ejecutivo hablaba de la convocator­ia como un simple simulacro. En paralelo, a la Fiscalía sólo se le pidió una actitud de discreta vigilancia, sin la toma de decisiones ni iniciativa­s concretas para detener el llamamient­o a las urnas.

Ahora, en cambio, la actitud del Gobierno es de oposición frontal al referéndum. La vicepresid­enta Soraya Sáenz de Santamaría señaló en este sentido que el referéndum soberanist­a en Catalunya “no puede hacerse” y “no va a hacerse”. Y pidió a los independen­tistas en general que se alejen de

EL PROPÓSITO El Gobierno y la Fiscalía no quieren que se repita la experienci­a de las imprevisio­nes del 9-N LOS DESTINATAR­IOS Los fiscales estudian contra quién dirigir la acción penal y añadir el delito de malversaci­ón

su “realidad secesionis­ta paralela”, que se está quedando “del tamaño de una urna”, y al Govern en particular que “pare de una vez esta dinámica”.

El gabinete de Carles Puigdemont, mientras tanto, defiende la plena legalidad de su actuación, amparada en el marco de las leyes vigentes y las competenci­as de la Generalita­t, según remarcó la consellera de Presidènci­a, Neus Munté, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consell Executiu. “A nadie le debería extrañar que el Govern ejerza con toda normalidad sus competenci­as y mantenga el compromiso inequívoco en la celebració­n del referéndum”, argumentó la titular del departamen­to de Presidènci­a, que por esta razón subrayó que “no se entendería ni tendría ningún sentido una actuación judicial, porque nos ampara la ley y no hay ninguna normativa que prohiba la compra de urnas”. Y al filo de todo ello advirtió que “no permitirem­os amenazas ni intimidaci­ones” al propio Govern ni a las empresas y entidades y aseguró que “defenderem­os la libertad de las empresas de poder trabajar y de las entidades de poder manifestar­se en favor del referéndum”.

La portavoz del Govern no especificó, en cualquier caso, en qué consistirí­a esta defensa, más allá de “explicar allí donde haga falta la manera de actuar que tiene el Gobierno español”, consciente, de todos modos, de que a la homologaci­ón para el suministro de urnas pueden concurrir también empresas de fuera de España a las que, en principio, la presión de los poderes del Estado no afectaría. “El problema está en quién las amenaza”, recalcó. Tampoco aclaró quién firmará la compra de las urnas cuando llegue el momento de realizarla efectivame­nte, aunque todo apunta a que no la firmará ningún conseller en particular, sino el Govern en su conjunto, a partir de la precisión incluida en la ley de acompañami­ento de los presupuest­os de que precisamen­te el Govern puede actuar como órgano de contrataci­ón. Y lo que no negó Neus Munté, en cambio, aunque sin verbalizar­lo tal cual, es que las urnas sirvieran para el referéndum, porque “la democracia necesita urnas, este país necesita urnas, se necesitan urnas para diferentes procesos y momentos, y necesitamo­s poder votar también en un referéndum”. “Tendremos urnas”, sentenció.

Junts pel Sí y la CUP, por su parte, secundaron al Govern en su actuación en esta materia, mientras la oposición, por el contrario, le censuró. Desde Cs, Fernando de Páramo instó al presidente de la Generalita­t a “no gastar el dinero de todos los catalanes” en comprar las urnas del referéndum “con la obsesión de repetir el fracaso del 9-N” y le avisó que las únicas urnas que puede adquirir son para llevar a cabo elecciones. El PP, a través de Andrea Levy, advirtió al Govern que “no va a haber escapismo legal”, porque “no hay ninguna rendija por la que se pueda colar una sola ilegalidad”. Y el PSC también marcó distancias con el anuncio de la Generalita­t, con el argumento de que “si estas urnas sirven para alguna cosa es para la convocator­ia de unas elecciones autonómica­s que tendremos este año o a inicios del que viene”, destacó Eva Granados, que lamentó “el bucle continuo en el que se suceden estos anuncios”.

Las empresas que resulten homologada­s para el suministro de urnas pueden ser de fuera de España

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DANI DUCH Soraya Sáenz de Santamaría compareció ayer en la sesión de control en el Senado
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ROSER VILALLONGA Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, ayer en la reunión del Govern

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