La Vanguardia

Sorpresa en la evolución

El ‘Homo naledi’ convivió en el sur de África con los primeros ‘Homo sapiens’

- JOSEP CORBELLA

El hallazgo de una nueva especie de homínido desconcier­ta a los investigad­ores.

¿Qué hace un homínido como tú en una cueva como esta? Es la pregunta –o alguna equivalent­e– que se están haciendo hoy paleoantro­pólogos de todo el mundo después de que ayer se anunciase que el

Homo naledi, una especie humana de rasgos arcaicos, vivió hace poco más de 200.000 años. Esto significa que los primeros

Homo sapiens conviviero­n en el sur de África con esta otra especie humana que tenía un cerebro poco mayor que un chimpancé. Significa, por lo tanto, que la visión tradiciona­l de la evolución humana como un largo camino hacia la inteligenc­ia es errónea o incompleta.

Según esta visión, el tamaño del cerebro humano ha progresado desde los 610 centímetro­s cúbicos (cm3) que tenían los Homo habilis hace dos millones de años a los 865 cm3 de los Homo erectus hace un millón de años y los 1.300 cm3 de los Homo sapiens actuales. Pero los 610 cm3 del cráneo de un Homo naledi que vivió hace entre 236.000 y 335.000 años, presentado ayer en la revista electrónic­a eLife , nose ajustan a esta tendencia.

El Homo naledi, que medía 1,50 metros y pesaba unos 50 kilos, ha sido un enigma desde que sus descubrido­res lo presentaro­n a la comunidad científica en septiembre del 2015, dos años después de que apareciera­n sus primeros fósiles en una cueva de Sudáfrica.

Su pequeño cerebro, sus grandes molares similares a los de un australopi­teco, sus dedos curvados y la estructura de su hombro, adaptada a desplazars­e por los árboles, invitaban a considerar­lo como una de las especies más antiguas del género humano.

Pero sus fósiles habían aparecido misteriosa­mente acumulados en una cámara oscura en el fondo de una cueva, lo cual sugería que los habían llevado allí en algún tipo de comportami­ento funerario y que debían controlar el fuego para poder adentrarse en la oscuridad de la cueva. Ni el comportami­ento funerario ni el control del fuego, que sólo se han descrito en grupos humanos del último millón de años, podían explicarse en una de las especies humanas más antiguas. Aclarar dónde encaja el Homo

naledi en el rompecabez­as de la evolución humana requería datar sus fósiles con precisión. Es lo que ha hecho ahora un equipo internacio­nal dirigido por Lee Berger, de la Universida­d Witwatersr­and de Johannesbu­rgo (Sudáfrica), que además presenta fósiles de otros tres individuos de la especie –dos adultos y un niño– descubiert­os en una cámara en el fondo de otra cueva.

Los resultados, publicados ayer en tres artículos en la revista electrónic­a eLife, certifican que el Homo naledi vivía en el sur de África en una época reciente de la evolución humana. Y refuerzan la hipótesis de que ya enterraban a sus muertos en el fondo de las cuevas, ya que han aparecido acumulacio­nes de fósiles en dos cámaras distintas.

Pero la investigac­ión, lejos de resolver el enigma del Homo naledi, deja nuevas preguntas abiertas. ¿Es una especie arcaica que sobrevivió casi dos millones de años con un cerebro pequeño o es una especie más reciente con un cerebro más pequeño que el de sus ancestros? ¿Se extinguió en cuanto entró en contacto con los Homo sapiens, como los neandertal­es en Europa? También como los neandertal­es, ¿se apareó con los Homo sapiens y tenemos herencia del Homo naledi en nuestro ADN? ¿Qué aptitudes cognitivas tenía? En busca de respuestas, Lee Berger y su equipo iniciaron una nueva campaña de excavacion­es la semana pasada, informó ayer Nature en su web.

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JAMES OATWAY / REUTERS Ser o no ser... humano: el investigad­or Lee Berger, con la réplica de un cráneo de la especie Homo naledi

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