Trump echa al director del FBI en pleno caso sobre la conexión rusa
La sospecha de abuso de poder se reitera al conocerse el despido de James Comey
La supuesta larga mano de Vladimir Putin se ha cobrado una nueva víctima en Estados Unidos. De forma sorprendente, la Casa Blanca comunicó que el presidente Donald Trump despidió ayer por la tarde a James Comey, director del FBI, cuando la agencia se halla en plena investigación sobre las supuestas conexiones entre afiliados de su campaña electoral, incluso asesores personales, y el Gobierno de Rusia.
Fuentes oficiales aludieron como razón para el despido fulminante a un informe del departamento de Justicia en el que se acusa a Comey de actuar incorrectamente con Hillary Clinton. Pero, atención, se indica que la candidata recibió mal trato de Comey en la rueda de prensa que éste realizo el pasado de julio, cuando dijo que no había cargos contra ella por el caso de los correos electrónicos, pero puso en duda su integridad ética.
Curioso: Trump fue uno de los que más celebró las palabras de Comey en su día. También le elogió al reabrir el sumario a falta de sólo once días para las elecciones. Fue una reapertura en falso que cerró de nuevo en vísperas de ponerse las urnas. Clinton sostiene que esa actuación tuvo una influencia decisiva en su derrota.
El presidente tuvo otros momentos para firmar el cese. Pero toma la decisión al estrecharse el cerco del FBI sobre la Casa Blanca. La carta que Trump remitió a Comey para comunicarle su resolución tampoco contribuye a despejar sospechas. “Aunque gratamente aprecio que me informara, en tres diferentes ocasiones, de que yo no estoy bajo investigación, coincido con el departamento de Justicia en que no está capacitado para liderar la Agencia”, escribió. Según esta misiva, Trump considera que “es esencial encontrar un nuevo liderazgo que restaure la confianza pública en una fuerza de seguridad que tiene una misión vital”.
No pocos analistas creen que el que queda retratado es el propio Trump. “Grotesco abuso de poder”, dijo el senador Richard Blumenthal. Hubo equiparaciones con la decisión que Richard Nixon tomó en octubre de 1973 al echar al fiscal que investigaba el Watergate, Archivald Cox, en la que se conoce como “la masacre del sábado por la noche”.
Escasas 24 horas antes de deshacerse de Comey se produjo la Sonrojo al saberse que Trump basa el cese en un informe que critica el mal trato a Clinton, que él celebro en su día comparecencia de Sally Yates, que el 26 y 27 de enero pasados, ejerciendo como fiscal general interina, advirtió al nuevo Gobierno de que el consejero de Seguridad Nacional, el general Michael Flynn, había mantenido relaciones con Rusia y mentido al vicepresidente Mike Pence. Yates, a la que Trump despidió el 30 de enero, avisó que Flynn era susceptible de chantajes. Pero la Casa Blanca no le obligó a dimitir hasta trece días después. En esta comparecencia quedó sin despejar, por tratarse de un caso secreto, si el FBI investiga la confabulación de la campaña de Trump y Rusia.
Según la Casa Blanca, “hoy (por ayer) marca un nuevo principio para nuestra joya de la corona de las fuerzas de seguridad”. El nombre que proponga Trump para el puesto facilitará entender mucho más este embrollo.