Corea del Sur vota no a la corrupción y elige presidente al liberal Moon
El candidato de la oposición apuesta por el diálogo con el régimen de Pyongyang
El liberal Moon Jae In obtuvo anoche una amplia y cómoda victoria en la elecciones presidenciales anticipadas que se celebraron en Corea del Sur. Con el total de los votos escrutados y una participación del 77,2%, el candidato del opositor Partido Democrático sumó el 40,3%de los sufragios, frente al 25,04% de su rival, el conservador Hong Joon Pyo. Un resultado que revela las ansias de los surcoreanos por superar la actual situación de inestabilidad política, provocada por un enorme escándalo de corrupción, protagonizado por la expresidenta Park Geun Hye, cuya destitución, el pasado mes de marzo, desembocó en la convocatoria de estos comicios.
Moon Jae In, un antiguo abogado especializado en la defensa de los derechos humanos, de 64 años de edad, recogía anoche las aspiraciones de la mayoría de los surcoreanos para dejar atrás una de las épocas más tumultuosas de la reciente historia de Corea del Sur. Unos meses protagonizados por manifestaciones masivas de la población para protestar contra el mayor escándalo de corrupción que ha registrado el país. El caso provocó primero la destitución de su entonces presidenta, Park Geun Hye, y después su ingreso en prisión preventiva acusada de crear una red de tráfico de influencias con su amiga íntima Choi Sun Sil, que habría cobrado sobornos multimillonarios de las grandes empresas del país.
Moon se habría beneficiado del deseo de los surcoreanos de expresar su cólera en las urnas y de poner fin a diez años de presidencias conservadoras. Una etapa que identifican con la corrupción de una parte de las élites políticas y económicas del país, así como con una degradación de la situación socioeconómica. En estos años han visto como la economía nacional crece cada vez menos, la cesta de la compra se encarece y el desempleo aumenta, especialmente entre los más jóvenes. La tasa de paro entre los menores de 30 años se situó en el 9,8% a finales del 2016, frente al 3,2% de la media nacional.
Este deseo de cambio lo reflejaron ya las estimaciones de voto a pie de urna nada más cerrar los colegios electorales. El sondeo realizado por las tres principales cadenas de televisión señalaba la victoria de Moon con una ventaja de veinte puntos frente a su más directo rival, el conservador Hong Joon Pyo.
Ya antes de conocerse los resultados oficiales, el candidato liberal declaró: “Si ganamos, como dicen que hemos hecho, nuestra victoria supondría la victoria de la desesperación del pueblo para un cambio de régimen (...) y creo que esa fue la fuerza motriz que permitió la victoria de hoy”, dijo Moon a sus seguidores en la sede del Partido Democrático, según Yonhap.
A lo largo de la campaña electoral, Moon ha concentrado sus esfuerzos en prometer un giro tanto en la política económica del país como en el exterior. Se ha comprometido a acabar con la corrupción, a impulsar “una economía centrada en el pueblo” y a crear 810.000 empleos, la mayoría en la función pública y un tercio reservados a los jóvenes.
Y en el ámbito de la política exterior, propone un giro respecto a sus antecesores. Es partidario de que Seúl tenga más voz en sus relaciones con EE.UU. y apuesta por el diálogo y la reconciliación con Corea del Norte, en lugar de las sanciones y mano dura que han preconizado en la última década los dos presidentes conservadores. Promesas todas ellas que sugieren que al nuevo inquilino de la Casa Azul, como se denomina a la residencia presidencial surcoreana, le esperan días difíciles.
Moon, un defensor de los derechos humanos, promete crear 810.000 empleos y reservar un tercio para los jóvenes