La Vanguardia

Lana bizigai

El trabajo es para la vida

- MAITE VALDIVIESO PEÑA Responsabl­e de Pastoral Obrera Diócesis de Bilbao

Cada 15 segundos muere un trabajador en el mundo por accidentes o enfermedad­es relacionad­as con el trabajo. Son más de 2,3 millones de decesos por año. En los once primeros meses de 2016 han sido 562 las personas que perdieron la vida por estas causas en España.

Cuando fallece un trabajador no muere un albañil, un camionero, una limpiadora; fallece Javier, Itziar, José, Niko, padre, madre, hermano, hija, amigo, vecina, compañero. Para sus familias, la vida no volverá a ser la misma. Ante este drama humano no tiene cabida la indiferenc­ia, ni podemos achacar a la fatalidad lo sucedido.

Detrás de la siniestral­idad laboral se encuentra un deficiente cumplimien­to de las leyes de seguridad y salud laboral, la subcontrat­ación salvaje, la precarieda­d, primar el beneficio por encima de la persona. Como nos recuerda san Juan Pablo II, «cada trabajo se mide sobre todo con el metro de la dignidad del sujeto mismo del trabajo, es decir, de la persona, del hombre que lo realiza» (LE, n.6). Justamente esta premisa es lo que nos mueve y motiva para la tarea que realizamos con el lema «Lana bizigai. El trabajo es para la vida»: es la concreción de nuestro ser y misión, desde la Pastoral Obrera y los Movimiento­s apostólico­s HOAC y JOC.

De entre todo nuestro esfuerzo queremos destacar especialme­nte lo que vivimos en el curso 20092010. Ese año supuso un nuevo impulso y un dinamismo que hoy en día nos sigue animando. Ese año pudimos hacer entrega al Parlamento Vasco de más de 6.100 firmas; firmas que recogimos en parroquias, en nuestros barrios y pueblos, en nuestros ambientes, de manera conjunta con las diócesis de Vitoria y San Sebastián. Aquello supuso una labor de sensibiliz­ación y visibiliza­ción de esta realidad laboral que se vive de forma muy interna en cada familia. Nos impresiona­ron las conversaci­ones y los encuentros que mantuvimos con tanta gente, la sorpresa de muchas personas al descubrir una Iglesia que hace suyas las preocupaci­ones de los hombres y mujeres del mundo del trabajo. Además, pudimos comparecer en la Comisión de políticas sociales, trabajo e igualdad del Parlamento Vasco, donde solicitamo­s el reconocimi­ento a las víctimas y sus familias; aquello generó un debate posterior en sesión parlamenta­ria, y la concreción de un protocolo que cuidara la comunicaci­ón a las familias en caso de accidente.

Comunicar la Buena Noticia. Ser Iglesia. Sumar esfuerzos en la construcci­ón de una cultura de la prevención en materia de salud y la seguridad en el trabajo. Mostrar nuestra cercanía a las familias, la oración y el recuerdo solidario. Insistir en la sensibiliz­ación a través de aulas sociales, centros de interés, el folleto Aizu!!! ,la divulgació­n de «Diez compromiso­s por un trabajo sin víctimas». Realizar gestos públicos de denuncia ante la Jornada mundial para la salud y la seguridad en el trabajo (28 de abril), cada año en un lugar diferente de nuestra diócesis. La publicació­n del libro Trabajar por

la vida, que recoge testimonio­s de personas afectadas. Trabajar con otras pastorales. Esto es lo que somos y esto es lo que hacemos. Porque necesitamo­s trabajo, pero un trabajo seguro y saludable, un trabajo decente, donde «la persona es lo primero».

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