Mueren tres hermanas gitanas en un incendio provocado en Roma
Las víctimas, de 4, 8 y 20 años, dormían en una autocaravana con su familia
La grave situación social en Roma se plasmó ayer en la tragedia vivida por una familia de etnia gitana. Tres hermanas –de 4, 8 y 20 años– murieron carbonizadas en el interior de la autocaravana donde dormían. La fiscalía, que ha abierto una investigación por homicidio, dispone del vídeo de una cámara de seguridad de la zona en la que se ve a un individuo lanzando una botella incendiaria sobre el vehículo.
Los hechos tuvieron lugar sobre las tres de la madrugada en el aparcamiento de un centro comercial, en el barrio de Centocelle-Prenestino, en la periferia oriental de la capital italiana, una zona densamente habitada y que incluye un campamento gitano.
Las víctimas –Elisabeth, Francesca y Angelica Halinovic– vivían con sus padres y otros ocho hermanos; en total, 13 personas. No se sabe si todos se hallaban en la autocaravana cuando se desató el incendio. Lo cierto es que el resto de la familia consiguió salir, por su propio pie o con ayuda de los bomberos, pero ellas quedaron atrapadas por las llamas.
Amelia, una de las residentes en la zona, contó a la prensa que se despertó por una explosión. Pensó que se había tratado de una bomba. Luego se asomó a la ventana y vio unas llamaradas muy altas en la zona del aparcamiento. Hace unos días ya se quemó por completo otra autocaravana, pero por fortuna estaba vacía.
Los supervivientes de la familia Halinovic declararon a la policía que habían recibido amenazas. No estaba claro ayer si estas procedían del entorno gitano, por algún tipo de venganza, o si se trató de algún vecino de la zona opuesto a la presencia de la autocaravana, que al parecer llevaba meses allí situada.
No es la primera vez que gitanos residentes en Roma mueren como consecuencia de incendios. En el 2011, en el campamento de Tor Fiscale, perdieron la vida cuatro niños.
Tras conocerse el drama, varios vecinos denunciaron el clima de deterioro de la convivencia en el área, debido a los frecuentes asaltos a viviendas y hurtos en el interior de vehículos. Como en otros barrios periféricos, los servicios son insuficientes y la basura se amontona por doquier. Este ambiente favorece la violencia y la intolerancia, como a menudo advierten las asociaciones que ayudan a los desfavorecidos. Lo hicieron ayer Cáritas y la Cruz Roja. Por parte de la primera habló su director en Roma, monseñor Enrico Feroci, quien pidió al Ayuntamiento que planifique de una vez por todas el desmantelamiento de los campamentos gitanos. El presidente nacional de la Cruz Roja Italiana, Francesco Rocca, lamentó que en Roma y otras ciudades “se sigue muriendo de exclusión social y estigma”. “En lugar
Una cámara de seguridad de la zona grabó a un individuo lanzando una botella incendiaria
de derramar lágrimas amargas después, las instituciones deberían multiplicar los esfuerzos para llegar a las demasiadas zonas grises de nuestra sociedad, donde viven los últimos, los excluidos, los vulnerables, los invisibles”, enfatizó Rocca.
La alcaldesa, Virginia Raggi, del Movimiento 5 Estrellas (M5E), visitó el lugar del incendio, expresó su condolencia a la familia de las fallecidas y dijo que, en circunstancias como estas, lo único que puede hacerse es permanecer en respetuoso silencio y esperar que la justicia aclare lo ocurrido.
La presencia en Roma de campamentos gitanos –se contabilizan al menos nueve, con un total de 4.500 residentes según el último censo–, en pésimas condiciones, es un problema que se arrastra desde hace muchos años. Raggi prometió desmantelarlos y recolocar a la gente en condiciones más dignas, pero la solución siempre se aplaza.
Ayer, junto a la carrocería carbonizada de la autocaravana, alguien colocó tres rosas rojas y un papel –firmado por Nicola– en el que decía: “Queridísimas amigas, me siento culpable también yo. Que Dios esté cerca de vosotras”.