La oposición en bloque cree que Moix fue elegido para tapar la corrupción
El fiscal general considera infundadas las sospechas de parcialidad de la Fiscalía
La oposición en bloque cuestionó ayer la continuidad de Manuel Moix como fiscal jefe de Anticorrupción, y algunos grupos pidieron también el cese del propio fiscal general del Estado, José Manuel Maza. El argumento básico de la oposición en las comparecencias sucesivas en comisión del propio Maza y del ministro de Justicia, Rafael Catalá, en el Congreso, fue que Anticorrupción ha quedado bajo sospecha por la gestión de Moix, su deseo de sustituir a los fiscales del caso 3% en Catalunya y de modificar los planes de los encargados de la operación Lezo en Madrid.
Los portavoces de los grupos rivalizaron en contundencia para denunciar la situación de la Fiscalía, tras las filtraciones del caso Lezo, que evidencian la voluntad de ciertos políticos –uno de ellos, Ignacio González, hoy en prisión– por influir o controlar a los fiscales de Anticorrupción. Maza puso pie en pared y negó en todo momento que hubiera intentos de parar las investigaciones. Pero advirtió contra las filtraciones de los procesos, porque siempre –dijo– “son interesadas”. Y en este sentido pidió reformas legales para evitar que los medios de comunicación puedan difundir contenidos de las actuaciones judiciales.
El fiscal general dijo que no hay decisión definitiva sobre los fiscales del caso 3%, José Grinda y Fernando Bermejo. Maza explicó que, tras escuchar al jefe de Anticorrupción y a los afectados por el relevo, ha pedido ampliación de datos a ambas partes sobre las cargas de trabajo y su criterio sobre qué instancia judicial debe seguir el asunto. “No es cierto”, por tanto, que haya habido un relevo. Maza calificó de “increíble y delirante” sostener que su pretensión es favorecer pactos políticos con sectores del nacionalismo en Catalunya.
Añadió que si la sustitución se lleva a cabo no habrá motivo para sostener que se pretenda un giro en la causa. y que se hará de forma “pautada y tranquila”, entre fiscales especializados. Los propuestos como titulares, además, lo han aceptado sin pensar que se les vayan a proponer “insidiosas maniobras”. “Se han llevado al plano de las sospechas y las conspiraciones –dijo el fiscal general– cuestiones estrictamente técnicas”. Y pidió “sosiego” para la Fiscalía Anticorrupción. “No se debe confundir la transparencia –dijo– con una especie de carrusel deportivo de minuto y resultado”.
En cuanto a la operación Lezo dijo que “fue Anticorrupción la que investigó, y se trata de la misma Fiscalía y del mismo jefe que se ha opuesto a la libertad de los investigados”. Pero añadió que es función del jefe revisar lo que hacen los fiscales que de él dependen. Moix siempre propuso evitar las macrocausas, sin que ello signifique amparar la impunidad. En el caso Lezo “se trataba de dividir la causa en otras piezas menores, no olvidarse de perseguir las infracciones que hubieran podido cometerse”.
Sobre Moix han acabado existiendo así “prejuicios” y “profecías autocumplidas” propias de “tertulias de café”. Añadió que no había ningún dato objetivo para que tuviera que arrepentirse del nombramiento de Moix.
La oposición, en cambio, salió en tromba contra esta versión de la crisis de la Fiscalía. Juan Carlos Campo (PSOE), Irene Montero (Podemos), José Ignacio Prendes (Cs), Ester Capella (ERC), Lourdes Ciuró (PDECat), Mikel Legarda (PNV) y Joan Baldoví (Compromís) consideraron que Moix ha deteriorado la credibilidad de Anticorrupción, y de forma irremediable si no se le aparta del cargo. Ciuró y Capella añadieron que, paralelamente, la Fiscalía que no persigue la corrupción como debiera sí reprime “ideologías”, en alusión al independentismo.
Maza pide una ley que impida las filtraciones de los procesos penales, porque siempre “son interesadas”