De sobrevivir a tener un hogar
El nuevo Plan de Lucha contra el Sinhogarismo prioriza la prevención con políticas orientadas a detener el flujo de personas que se ven abocadas a la calle
La imagen estereotipada de la persona que vive en la calle por su mala vida, por sus adicciones o por no querer trabajar, tiene poco o nada que ver con la diversidad de perfiles y de itinerarios vitales de quienes hoy pasan las noches al raso en las ciudades o en equipamientos de acogida.
En Barcelona, en los últimos ocho años ha aumentado en un 60% el número de personas que duermen en lugares residenciales especializados propiedad de entidades sociales y de la administración. Al tiempo, la cifra de quienes duermen en la calle se ha incrementado en un 37%. Para hacer frente a esta realidad –que en parte se conoce gracias a los recuentos que se llevan a cabo impulsados por la Xarxa de Persones Sense Llar (XAPSLL) y en el trabajo diario de los Servicios de Inserción Social (SIS) municipales–, en diciembre de 2016 el Ayuntamiento aprobó el Plan de Lucha contra el Sinhogarismo,
pionero en todo el Estado, que tiene como eje central las personas y se basa en políticas de housing led, entre las que destaca la metodología housing first donde se proporciona un hogar a la persona que vive en la calle.
FOMENTAR LA PREVENCIÓN
El nuevo plan apuesta por la prevención como primera herramienta para detener el flujo de personas hacia el sinhogarismo e incidir en las principales causas, entre las que se encuentran las dificultades de acceso al mercado laboral, el incremento de los precios de los alquileres y los problemas administrativos que sufren las personas extranjeras, además de la falta de una red social o familiar sólida.
El acceso al mercado de trabajo no es fácil, y menos para las personas con poca o nula formación. Muchas de ellas se ven obligadas a aceptar trabajos muy precarios o trabajar en la economía sumergida, lo que les aporta unas remuneraciones muy bajas que no les permiten salir de la situación de pobreza en la que se encuentran ni acceder a un piso.
El de la vivienda es otro de los problemas que tiene la ciudad y en el que hay que incidir para reducir y eliminar el sinhogarismo. El incremento continuado de los precios de los alquileres debido a la falta de oferta y una demanda creciente –en parte motivada por el turismo– ha llevado a que un buen número de barceloneses se encuentren con dificultades para pagar una vivienda digna y más cuando en la ciudad hay una falta de pisos a precios asequibles. Hay que destacar que Barcelona cuenta sólo con un 1,5% de vivienda a precios sociales, cuando en otras ciudades europeas la cifra es muy superior: París con el 17% sobre el parque total; Londres, 23%; Berlín, 30% y Amsterdam, 48%.
Esta realidad ha llevado al Ayuntamiento de Barcelona a impulsar el Plan por el Derecho a la Vivienda 2016-2025, que aborda la problemática de las personas que residen en viviendas inadecuadas e inseguros (como infraviviendas, habitaciones realquiladas, viviendas sobreocupadas, en situación de empleo irregular o en situaciones de pobreza energética), así como las personas sin hogar y las que viven en asentamientos, teniendo en cuenta que cada colectivo tiene unas problemáticas muy específicas y que, en muchos casos, la dotación de una vivienda es sólo un primer paso hacia la normalización de su situación.