La Vanguardia

Hecha la ley, hecha la trampa

- Quim Monzó

En varias prisiones de Israel, un millar de presos palestinos están en huelga de hambre desde mediados de abril, liderados por Maruan Barguti, que fue el jefe de la segunda intifada. Lo detuvieron en el 2002 en su casa, en Ramala. Lo condenaron a varias cadenas perpetuas por “pertenenci­a a banda terrorista y por ser el responsabl­e de cinco asesinatos (cuatro israelíes y un monje)”. Barguti no reconoció la autoridad del Tribunal israelí y exigió “el final de la ocupación”. Con estos antecedent­es es de toda evidencia que muchos palestinos lo tienen como un héroe, “un referente en la lucha para la liberación de Palestina”.

La noticia, ahora, es que las television­es israelíes han difundido dos vídeos en los que se ve a Barguti comiendo a escondidas una chocolatin­a y algunas galletas. El ministro israelí de Seguridad Interna dice: “Durante la intifada de hace más de quince años, Maruan Barguti envió terrorista­s a cometer sangrantes atentados en Israel y ahora utiliza de manera cínica terrorista­s en las prisiones para una huelga de hambre motivada tan sólo por sus ambiciones políticas mientras él no resiste y come a escondidas”. Las ambiciones políticas a las que se refiere el ministro se concretan en el hecho de que Barguti es el candidato con más popularida­d para suceder al actual presidente Mahmud Abas, que ya está viejito.

Según las television­es, las imágenes son del 27 de abril y del 5 de mayo. Según la mujer de Barguti y el Comité Nacional de Apoyo a la huelga de hambre se trata de un montaje. Dicen que podrían ser imágenes de otra huelga de hambre que llevó a cabo en el 2004. El periodista Sal Emergui explica en El

Mundo que el sistema penitencia­rio israelí no le ha desmentido que las golosinas fueron colocadas de forma intenciona­da. Es evidente que en una celda donde está estrictame­nte prohibido entrar comida –sólo agua y sal– que de repente aparezcan esos dulces tiene que ser intenciona­do.

Hace unas semanas, junto a una cárcel con presos palestinos en huelga de hambre, un grupo de jóvenes israelíes montaron una barbacoa. Imaginen lo que debe de ser estar sin comer nada y que desde fuera te llegue el aroma de unas buenas costillita­s de cordero. Es una táctica arraigada. A finales de abril, un grupo de sindicalis­tas de la Universida­d de Yale se declararon en huelga de hambre en demanda de una serie de mejoras por parte de la administra­ción del centro. La hicieron en un rincón del campus, durante todo un día. Para putearlos, los estudiante­s republican­os decidieron montar una barbacoa a pocos metros de donde estaban. Nuevamente el aroma de la carne que se cocina en la parrilla... La peculiarid­ad de esa huelga de Yale es que, cuando uno de los huelguista­s tiene hambre, puede levantarse e ir a comer algo mientras otro

huelguista ocupa su lugar. Me parece una idea excepciona­l, destinada a revolucion­ar el tronado concepto de huelga de hambre que teníamos hasta ahora.

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