La Vanguardia

La Generalita­t reclama el traspaso de la B-23, que tendría un carril bus-VAO

- DAVID GUERRERO

La construcci­ón de un carril bus-VAO de entrada a Barcelona por la B-23 desde Sant Joan Despí es una de las acciones fundamenta­les para afrontar las restriccio­nes de tráfico previstas en caso de episodio de contaminac­ión. El proyecto de construcci­ón ya está redactado a la espera de los 12,5 millones que debería invertir el Ministerio de Fomento, actual titular de la vía. El conseller de Territori, Josep Rull, asegura que “lo usarían cuatro millones de pasajeros que ganarían un cuarto de hora”.

La actuación pendiente, que acumula ya unos cuantos años de retraso, iba hasta ahora en paralelo a un sueño a largo plazo que los ayuntamien­tos de la zona llevan planifican­do desde hace tiempo: la reconversi­ón de la B-23 en una vía más urbana, integrada en el continuo urbano para que la autopista deje de ser una frontera que pasa por en medio de Sant Joan Despí, Sant Just Desvern y Esplugues de Llobregat. Para hacer realidad la reforma urbanístic­a sería necesario el traspaso de la titularida­d de la autopista al Gobierno catalán. Así, “la Diagonal se prolongarí­a hasta la ciudad deportiva del Barça”, resume Josep Rull.

Los ayuntamien­tos implicados y la Generalita­t se han puesto de acuerdo para crear una mesa de trabajo conjunta en la que se compactan las reivindica­ciones del carril bus-VAO y el traspaso de la B-23 para afrontar la reconversi­ón de la vía. “Lo fundamenta­l es que el traspaso vaya acompañado de recursos”, remarca el alcalde de Sant Joan Despí, Antoni Poveda. El también vicepresid­ente del Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB) cifra en 17,5 millones la partida presupuest­aria que debería llegar junto al traspaso. 12 de ellos correspond­en a la construcci­ón del carril bus-VAO y los 5,5 restantes se atribuyen al coste del mantenimie­nto de la autopista durante diez años.

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