La Generalitat reclama el traspaso de la B-23, que tendría un carril bus-VAO
La construcción de un carril bus-VAO de entrada a Barcelona por la B-23 desde Sant Joan Despí es una de las acciones fundamentales para afrontar las restricciones de tráfico previstas en caso de episodio de contaminación. El proyecto de construcción ya está redactado a la espera de los 12,5 millones que debería invertir el Ministerio de Fomento, actual titular de la vía. El conseller de Territori, Josep Rull, asegura que “lo usarían cuatro millones de pasajeros que ganarían un cuarto de hora”.
La actuación pendiente, que acumula ya unos cuantos años de retraso, iba hasta ahora en paralelo a un sueño a largo plazo que los ayuntamientos de la zona llevan planificando desde hace tiempo: la reconversión de la B-23 en una vía más urbana, integrada en el continuo urbano para que la autopista deje de ser una frontera que pasa por en medio de Sant Joan Despí, Sant Just Desvern y Esplugues de Llobregat. Para hacer realidad la reforma urbanística sería necesario el traspaso de la titularidad de la autopista al Gobierno catalán. Así, “la Diagonal se prolongaría hasta la ciudad deportiva del Barça”, resume Josep Rull.
Los ayuntamientos implicados y la Generalitat se han puesto de acuerdo para crear una mesa de trabajo conjunta en la que se compactan las reivindicaciones del carril bus-VAO y el traspaso de la B-23 para afrontar la reconversión de la vía. “Lo fundamental es que el traspaso vaya acompañado de recursos”, remarca el alcalde de Sant Joan Despí, Antoni Poveda. El también vicepresidente del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) cifra en 17,5 millones la partida presupuestaria que debería llegar junto al traspaso. 12 de ellos corresponden a la construcción del carril bus-VAO y los 5,5 restantes se atribuyen al coste del mantenimiento de la autopista durante diez años.