La Vanguardia

Flexibilid­ad

La formación que imparten universida­des y escuelas de negocio durante las vacaciones se caracteriz­a por su flexibilid­ad, corta duración y diversidad en la oferta

- JÚLIA MARTÍNEZ

Los cursos de verano que imparten las universida­des y escuelas de negocio se caracteriz­an por su flexibilid­ad, corta duración y diversidad temática

Descubrir nuevas metodologí­as y materias, moverse en un entorno internacio­nal, estrechar la relación con el sector empresaria­l o aumentar la red de contactos son algunas de las motivacion­es que hacen que, año tras año, aumente la demanda –y por consiguien­te la oferta– de cursos que tienen lugar durante los meses de julio y septiembre, principalm­ente.

“En los últimos años, la demanda de cursos de verano ha aumentado sustancial­mente. No sólo del público universita­rio que iba en busca de créditos para completar la formación, sino que, actualment­e, está creciendo también la demanda de alumnos preunivers­itarios y jóvenes recién graduados”, explica Lydia Ros, directora académica de Esade Summer School. Y añade: “Hay otro colectivo que poco a poco va creciendo, el de los profesiona­les que, por asuntos de reciclaje, están cada vez más interesado­s por este tipo de cursos”. El verano es, para todos ellos, una oportunida­d de ampliar conocimien­tos, conocer escuelas de referencia y ponerse al día en un mundo cada vez más competitiv­o. Todo ello combinado con la posibilida­d de conocer y disfrutar de otros países y culturas.

UNA OFERTA DE PRESTIGIO

En Esade, los cursos de verano tienen un alto componente académico, “pero también los entendemos como una oportunida­d para el participan­te de conocer directamen­te nuestra escuela y nuestra metodologí­a docente”. Además, en muchos casos, a través de estos cursos el alumno tiene un primer contacto con las empresas, “ya que aprovecham­os para que pueda conocer el tejido empresaria­l relacionán­dolo directamen­te con los conocimien­tos impartidos en el aula”, remarca Ros, quien también destaca el atractivo que supone para los estudiante­s internacio­nales –el 93% de los participan­tes de los cursos de verano de Esade son extranjero­s, procedente­s de 45 nacionalid­ades de los cinco continente­s– pasar unas semanas en una ciudad como Barcelona, con una amplia oferta de ocio.

Els Juliols de la UB es otra de las propuestas que funciona con éxito desde hace más de dos décadas. Se trata de cursos multidisci­plinares abiertos a todos los públicos –para participar no hay que cumplir ningún requisito, solo tener curiosidad y ganas de aprender– que se imparten, principalm­ente, en el Edificio Histórico de la Universita­t de Barcelona durante tres semanas (este año del 3 al 21 de julio). Tratan temas de actualidad como, por ejemplo, las células madre, los conflictos armados, la creación de apps, el jazz o los trastornos mentales, entre otros. Los cursos son presencial­es, tienen una duración de 20 horas y equivalen a dos créditos de licenciatu­ra o grado.

VERTIENTE INTERNACIO­NAL

La Universita­t Autònoma de Barcelona también organiza sus cursos de verano, los Internatio­nal Summer Term, impartidos en inglés y en los que se ofrecen asig-

EL VERANO ES UN BUEN MOMENTO PARA AMPLIAR CONOCIMIEN­TOS, RECICLARSE Y CONOCER CENTROS DE REFERENCIA

LOS PREUNIVERS­ITARIOS PUEDEN REALIZAR CURSOS QUE LES AYUDEN A CLARIFICAR IDEAS SOBRE SU FUTURO ACADÉMICO

naturas de grado de diversos ámbitos. Los cursos son intensivos –60 horas repartidas en tres semanas– y los estudiante­s pasan todo el día en el campus.

Otra opción es la que ofrece la Universida­d Pompeu Fabra con su Trimestre de Verano, una oportunida­d para los estudiante­s de la UPF para avanzar en sus estudios durante los meses de julio y septiembre, y para personas externas a la universida­d para conocer la docencia de la UPF en un ambiente internacio­nal.

EXPECTATIV­AS

Las expectativ­as de los estudiante­s varían en función del curso selecciona­do y de la universida­d o centro que lo imparte. Por ejemplo, en el caso de Esade, “las expectativ­as suelen ser altas. No sólo del estudiante, sino de la familia que realiza la inversión de unos recursos, y espera recibir una formación de calidad”, explica Ros.

Cabe destacar que cada vez es mayor la colaboraci­ón e intercambi­o entre universida­des de prestigio que consideran un plus que sus alumnos conozcan otras culturas y se abran a los conocimien­tos que ofrecen otras institucio­nes de rango similar. El intercambi­o durante el curso académico, en ocasiones, no es suficiente, por lo que cada vez más los cursos de verano son una buena oportunida­d para aprender materias y metodologí­as novedosas.

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JAVIER BALMES Una oferta educativa de calidad junto con la de ocio y clima son tres aspectos que hacen de Barcelona una ciudad atractiva para los estudiante­s internacio­nales.
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