La Vanguardia

Los dueños del hinchable, acusados de homicidio

Los Mossos acusan a los propietari­os del restaurant­e Mas Oller de la muerte por imprudenci­a grave de la niña de 6 años

- MAYKA NAVARRO Barcelona

Durante varios días, la policía científica de los Mossos d’Esquadra ha trabajado en las dependenci­as de la empresa de fabricació­n y venta de hinchables Tecnodimen­sión, en Bescanó, inflando, desinfland­o y haciendo todo tipo de pruebas con el castillo de aire que el domingo pasado se desató y salió volando y mató a una niña de 6 años, en Caldes de Malavella. La conclusión a la que han llegado los investigad­ores es que la atracción no estaba bien amarrada y salió volando. Con el nuevo atestado de lo sucedido, los Mossos citaron nuevamente ayer por la noche a los propietari­os del restaurant­e Mas Oller, pero esta vez como investigad­os. Ambos están acusados de un delito de homicidio imprudente y otros seis de lesiones, por los pequeños que resultaron heridos.

Jaume Matas, el dueño del restaurant­e, ya declaró el lunes por la tarde en las dependenci­as del grupo de investigac­ión de los Mossos de Santa Coloma de Farners. Fue una primera declaració­n muy breve. Entró y salió como testigo. Ni siquiera se hizo acompañar de abogado. Ayer las circunstan­cias fueron otras. Matas y su mujer, a cuyo nombre está el restaurant­e porque le fue cedido por sus padres hace 22 años, fueron citados como investigad­os y acudieron acompañado­s por los letrados Carles Monguilod y Jordi Corominas.

La actitud de los acusados no ha variado en estos días. El hombre explicó que adquirió el castillo hinchable a un amigo, feriante. Que, pese a ser una atracción de segunda mano, estaba en buen estado. Ni siquiera había acabado de pagarlo. Le entregó hace un mes y medio una pequeña cantidad, en concepto de paga y señal, y quedaron en acabar de fijar el precio más adelante.

Lo cierto es que los investigad­ores de la policía científica han podido comprobar estos últimos días que el castillo hinchable está en perfectas condicione­s. Tampoco tuvo nada que ver que una de las ventanas laterales de la atracción tuviera la cremallera abierta. Esa circunstan­cia se anotó en el primer informe del accidente. Pero no influyó. Los Mossos supieron después que fue un trabajador del restaurant­e el que abrió esa cremallera para desinflar el castillo para bajarlo del tejado donde cayó al salir volando.

En cualquier caso, aunque hubiera

La policía, tras analizar el castillo accidentad­o, ha concluido que voló por no estar bien sujeto al suelo

estado abierta la cremallera, ese no hubiera sido motivo para que el inflable saliera disparado. Lo cuenta Jesús Pallarés, responsabl­e de la empresa de inflables y que estos días cedió su nave y sus conocimien­tos a la policía catalana. “Si la lona se raja o esa ventana se abre, el castillo se desinfla. Punto. No sale volando”, apuntó.

Entonces, ¿qué provocó que se izara como un globo y se trasladara 40 metros hasta precipitar­se sobre el tejado? Los investigad­ores sólo ha encontrado una razón: el viento, una corriente de aire térmica, puntual y espontánea, que se originó en ese momento y levantó un hinchable que incomprens­iblemente no habían amarrado bien al suelo.

Los Mossos insistiero­n en su interrogat­orio en cómo se montaba y desmontaba el castillo. Los acusados aseguraron que siempre se encargaba el mismo trabajador del restaurant­e. Monguilod sostiene que la tragedia no se pudo evitar y que, “más que una imprudenci­a, fue un desgraciad­o accidente”.

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XAVIER PI / ACN Las instalacio­nes de la empresa Tecnodimen­sión en las que Mossos han analizado el hinchable accidentad­o

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