Recetas francesas

LOS franceses tienen recetas para todo. El primer francés que se comió un caracol no fue un gastrónomo, sino un muerto de hambre. El resultado es que, con los años, los gasterópodos se convirtieron en un plato nacional, cocinados al horno, con mantequilla, ajo y perejil (escargots à la bourguignonne). De la misma manera, las patatas, llegadas a Europa desde América en el siglo XVI, fueron rancho para cerdos hasta que un boticario llamado Antonie Augustin Parmentier convenció al rey Luis XVI de que, bien cocinadas, podían acabar con la hambruna que azotaba Francia, e incluso figurar en un menú de palacio. El naturalista dio nombre a una crema , un potaje e incluso a un pastel de patatas con carne (hachis parmentier).

Francia no es solo un país de maestros en la cocina, sino también de genios de la política. El fenómeno Macron ha despertado simpatías en toda Europa y son legión los que se ven como legítimos clones del nuevo presidente de la República Francesa. El problema es cómo alguien sin partido –o para ser más exactos, con una organización en construcción– puede conseguir una mayoría al mes de haber logrado imponerse en segunda vuelta como inquilino del Elíseo. Emmanuel Macron ha anunciado 428 nombres para su lista electoral, formada por tantos hombres como mujeres (todavía quedan por escoger 149 nombres), sin apenas experiencia política y menores de cincuenta años. En la lista figuran desde una extorera hasta un genio matemático, pasando por una piloto que combatió en Siria o un juez anticorrupción. La receta resulta sorprendente, otra cosa será ver si es la más convincente. La selección se ha hecho entre 19.000 personas, que están dispuestas a entregar los mejores años de su vida para cambiar la manera de hacer política. Camba sostenía que las épocas de escasez han permitido mejorar la cocina francesa. Ojalá esta época de mediocridad política facilite una regeneración de la gobernanza.