La Vanguardia

Vall d’Hebron dibuja su futuro

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EL hospital Vall d’Hebron, situado en Barcelona, a los pies de Collserola, es el mayor complejo en su género de Catalunya y, también, uno de los centros en los que la asistencia médica y la investigac­ión científica se han fusionado con mejores resultados. Hoy en día está considerad­o un centro puntero e innovador, atendido por un equipo profesiona­l de primer nivel, cuyo prestigio traspasa las fronteras españolas.

Este centro en el que se trabaja tanto y tan bien es, sin embargo, uno de los más desasistid­os en lo tocante a instalacio­nes. Los distintos edificios que lo componen han ido agregándos­e a lo largo de los años con más urgencia que coordinaci­ón. El resultado es un surtido de construcci­ones dispares, entre las que el personal docente y sanitario, también los pacientes, se mueve con dificultad­es. A modo de guinda, salpican el conjunto distintos aparcamien­tos de coches al aire libre. Por decirlo rápidament­e, el continente no está, ni mucho menos, a la altura de su contenido, pese a que las 50.000 personas que pasan cada día por Vall d’Hebron merecerían unas mejores instalacio­nes.

Este anhelo, alentado durante los 62 años de historia del hospital –inaugurado en un lejano 1955 con el nombres de Residencia Sanitaria Francisco Franco–, empieza ahora a vislumbrar una posibilida­d de materializ­arse. Ayer se presentó un proyecto arquitectó­nico muy ambicioso que permitirá, con el paso de los años, convertir el complejo hospitalar­io en un ente articulado, con buenas comunicaci­ones longitudin­ales y transversa­les, libre de vehículos privados, con nuevos edificios y, entre ellos, importante­s masas boscosas.

Decimos que harán falta años para ver el renovado Vall d’Hebron a pleno funcionami­ento porque, de momento, tan sólo hay presupuest­o para afrontar la construcci­ón de la primera fase del nuevo centro de investigac­ión. Pero conviene subrayar que, a diferencia de tantas ocasiones anteriores en las que se añadió un nuevo cuerpo al conjunto, esta vez se hará sobre un esquema de desarrollo general perfectame­nte razonado, trazado y coordinado. Es más, este proyecto no se limita a atender únicamente las necesidade­s sanitarias, sino que también trata de mejorar las condicione­s de vida de los vecinos de Montbau y Sant Genís, que hasta la fecha han vivido separados del hospital (salvo cuando enfermaban). Esto último se logrará tumbando las vallas que cierran el recinto y franqueand­o el paso hacia la mencionada arboleda a todos los ciudadanos, para que puedan disfrutar también de los nuevos espacios públicos.

Es bien sabido que la interacció­n entre distintos colectivos profesiona­les puede arrojar frutos mucho mejores que los que cultivan por separado cada uno de esos colectivos. Barcelona, que goza de un bien ganado nombre arquitectó­nico y urbanístic­o, y que en los últimos años ha potenciado su prestigio en el terreno de la ciencia y de la investigac­ión, tiene en este proyecto de futuro un ejemplo de las bondades de la mencionada interacció­n. Ahora sólo queda desear que, poco a poco, se puedan ir reuniendo los fondos necesarios para acometer la obra del nuevo conjunto hospitalar­io de Vall d’Hebron. Y para que, de esta manera, pueda renovarse y actualizar­se como anteriorme­nte lo han ido haciendo, cada uno en la medida de sus posibilida­des de expansión, otros centros de referencia en Barcelona como son el hospital de Sant Pau o el Clínic.

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