El Ayuntamiento peina Barcelona para eliminar obstáculos
La ciudad aspira a alcanzar la accesibilidad universal en el año 2026
Hasta 65 inspectores peinarán hasta el último rincón de Barcelona durante los próximos meses a fin de detectar todo aquello que complica la vida cotidiana de las personas que padecen algún tipo de discapacidad. La teniente de alcalde de Derechos Sociales, Laia Ortiz, junto al gerente del Institut Municipal de Persones amb Discapacitat (IMPD), Ramon Lamiel, anunció ayer que el Ayuntamiento pretende que la ciudad alcance lo que ya se conoce como accesibilidad universal en el año 2026. “El objetivo es que entonces el cien por cien de Barcelona sea accesible para el cien por cien de la ciudadanos”, subrayó la teniente de alcalde Ortiz. Y este objetivo realmente ambicioso va mucho más allá de la mera instalación de rampas en todos los inmuebles, de semáforos que pitan cuando se ponen en verde de, de caminos guía cuyos relieves no se desgasten enseguida en todos las estaciones de metro...
Porque, si bien es cierto que aún hay muchas cuestiones pendientes en Barcelona relacionadas con la accesibilidad entendida de un modo clásico, las pretensiones que implica el concepto de accesibilidad universal van mucho más allá. No se trata únicamente de garantizar que todo el mundo puede entrar en todos los equipamientos públicos, si no de asegurarse de que todo el mundo puede hacer un uso real de ellos, de que todo el mundo pueda disfrutar de la mayor parte de sus actividades. Sí, las personas invidentes aún tienen muchos problemas para saber cuál es el autobús que se aproxima a la parada, y esta es una de las cuestiones pendientes que el Ayuntamiento quiere solventar. Pero ahora lo que se plantea es un salto cualitativo, mejorar en el mundo del ocio, la cultura y el deporte, hacer de la vida algo mucho más agradable, y no simplemente algo llevadero. En Barcelona viven más de un millón y medio de personas, y de todas ellas el 8% padece algún tipo discapacidad.
La teniente de alcalde Ortiz detalló que esperan que sus 65 inspectores recopilen durante lo que queda de año todas las vergüenzas de la ciudad en esta materia. En la fotografía que ilustra esta noticia puede apreciarse como los inspectores ya están comprobando, entre otras cosas, si los caminos guía de las paradas de autobús están colocados de un modo apropiado, si acaso cumplen su función. Y también revisarán docenas de oficinas de atención ciudadana, canales de comunicación, centros sanitario, bibliotecas, colegios, viviendas, tiendas, mercados, gimnasios, museos, teatros, cines... Y toda la información que recopilen permitirá a los técnicos municipales elaborar un sesudo diagnóstico de la situación. Quizás ese diagnóstico no sea tan complaciente como muchos esperan. Ortiz señaló ayer que Barcelona siempre gozó de fama de ciudad pionera, pero que en los últimos tiempos vino perdiendo unas cuantas posiciones. Hasta este punto el Ayuntamiento se gastará algo más de 800.000 euros. El próximo paso será la elaboración de un ordenanza municipal de accesibilidad. “Una ordenanza es la mejor garantía para que sea un acuerdo de ciudad”. La inversión municipal final dependerá de que la ambición de la administración local no mengue, de que el plan no se atasque en disputas políticas. El calado de la iniciativa obligará a acuerdos políticos. La fase de ejecución podría comenzar a principios del 2019. El gobierno pretende que este sea un plan definitivo. Estos planes se someterán a votación política la próxima semana en la comisión de Derechos Sociales.
UN PLAN DEFINITIVO El gobierno garantizará no sólo el acceso a los equipamientos, también su pleno uso
PRIMERAS MEDIDAS La iniciativa, si halla consenso político, podría empezar a ejecutarse en el 2019