Miley Cyrus se impone un cambio de imagen... y de vida
La cantante cambia a una imagen más natural y dice que ha dejado las drogas y el alcohol
Será la edad –tiene ya 24–, será el amor –dice estar loquita por su recuperado novio, Liam Hemsworth, y hasta ha habido rumores de boda y de embarazo–, será que se ha dado cuenta de que lo de ir de chica mala ya cargaba un pelín y reducía su público potencial... Será por lo que sea, pero parece que Miley Cyrus ha comenzado a madurar, a sentar la cabeza y a aplicar cambios en su vida, su imagen y su carrera.
Adiós a la defensora de la marihuana y de la masturbación diaria, a la practicante del twerking y de otros bailes lascivos en escena. Adiós a la descarada lengua fuera (eso que se lo queden los carrozas de los Stones), a los trajes mínimos o estrambóticos. Adiós al hip-hop y al electropop. Adiós a los desnudos y hasta a la bisexualidad, al menos de momento. ¿O será todo circunstancial, transitorio?, cuestionan los escépticos.
Y ¿cómo es la nueva Miley? Ella misma nos lo ha contado y mostrado esta misma semana coincidiendo, lo que son las cosas, con el lanzamiento del primer tema
(Malibu) de su nuevo álbum (Unplagged).
En el videoclip de
Malibu, una balada folk romántica dedicada a su novio, y en sus fotos promocionales, Miley
aparece fresca y lozana, natural, en prados, cascadas, junto al mar..., con el maquillaje justo y sin más complementos que su anillo de prometida. Un estilismo
country –en el que lo más que se permite es un sencillo biquini blan-
“Me he alejado del hip-hop porque no va conmigo: demasiado Lamborghini, Rolex y una tía sobre mi polla”
co–, que sintoniza con el estilo musical al que ahora ha vuelto su vista y que no es otro que el que practica su padre, Billy Ray Cyrus, que también hizo de su progenitor en la serie de Disney que la lanzó a la fama,
Hanna Montana.
¿Regresa Miley al espejo paterno y quizá también a la moral disneyana, a los valores del american way of life tras su etapa de sexualizada rebeldía adolescente? Algo de eso parece haber, a tenor también de sus recientes declaraciones a la revista
Billboard.
Por ejemplo: “Amo el country y me duele que la gente del country no me considere una artista. ¿Todo por enseñar mis pezones? No quiero volver a recrear lo que hice en los MTV, no quiero asustar a la gente de nuevo. Estoy en otra etapa”.
O: “Mi nuevo álbum es como un súper yin & yang. Estoy en equilibrio ahora... No he fumado marihuana en tres semanas, que es lo más que he estado sin fumar. No estoy consumiendo drogas, no estoy bebiendo alcohol. ¡Estoy limpia ahora!.. Me gusta estar rodeada de personas que me hagan querer mejorar, involucrarme más, ser más abierta. Y me di cuenta de que no eran las personas que están drogadas... Estoy dándole un abrazo al mundo y diciendo: ‘Hey, mira, estamos bien. Os quiero’. Y espero que puedan decirme que también me quieren”.
Los que quizá no la vayan a querer demasiado serán algunos hip-hoperos, a tenor de como le ha atizado a las letras y maneras del género, al que ella ha recurrido también en lo estético y en lo musical. “Me he alejado de ese tipo de música porque no va conmigo: demasiado Lamborghini, Rolex y una tía sobre mi polla... Y ante las críticas de algunos raperos ha replicado, desde su nueva madurez: “¡Creo que las generaciones más jóvenes necesitan escuchar letras positivas y llenas de fuerza!”.