Renfe ignora por qué descarriló el AVE que obligó a transbordar a 400 pasajeros
El convoy se salió de la vía en Ciudad Real cuando viajaba “a poca velocidad”
Más de 400 pasajeros resultaron ayer afectados por una sorprendente incidencia que afectó a la línea del tren de alta velocidad del AVE que une las ciudades de Sevilla y Málaga con Barcelona. El suceso consistió en un pequeño descarrilamiento que afectó a una rueda del vagón número ocho del convoy. Los viajeros, que vieron interrumpido su trayecto en la localidad de Brazatortas (Ciudad Real), debieron ser transbordados en otro tren para poder continuar el trayecto hacia su destino. El suceso no afectó a la seguridad de los pasajeros y no hubo que lamentar daños personales. Los ocupantes del tren afectado sufrieron retrasos de más de tres horas hasta llegar finalmente a Barcelona.
Fuentes de Renfe indicaron ayer que “se están investigando las causas del accidente”. No se sabe las razones por las que la rueda se salió del raíl. En el lugar del siniestro, el tren “iba a poca velocidad”, lo que explica el hecho de que los daños fueran mínimos. “Todo, al final, ha quedado en un simple susto. No ha habido problemas graves, al margen de las molestias y los retrasos”, añadieron las mismas fuentes.
El AVE había salido de la estación de Córdoba a las 9.50 horas y tenía prevista su llegada a Barcelona a las 14.30 horas. Antes de llegar a Puertollano (Ciudad Real), sobre las 11 horas, los usuarios del tren detectaron que este comenzaba a hacer unos extraños movimientos, lo que llegó a inquietar a algunos de ellos. El tren se movía “tirones”, según explicaban algunos de ellos, hasta que oyó un frenazo. El resultado final fue una gran polvareda y el levantamiento de piedras, que causaron la fragmentación rotura de algunos cristales.
Tras un primer momento de nerviosismo, los pasajeros observaron con alivio que no se había producido un descarrilamiento completo, que era el principal temor para ellos. Pasada esa fase de incertidumbre, recuperaron la calma, aunque lamentaban la adversidad y los temidos retrasos. Uno de los viajeros que se recuperaba del susto contaba que la única opción que tenía era esperar. Mientras que unos pasajeros decidieron quedarse en sus asientos, otros combatían la rutina dando paseos esperando el trasbordo.
Aunque el tráfico ferroviario no se vio interrumpido al mantenerse la circulación por una de las dos vías, sí ocasionó demoras en el resto de trenes de alta velocidad que prestan servicio con origen o destino en Andalucía.
Los retrasos se prolongaron hasta que pudo efectuarse el transbordo de pasajeros, para lo cual se colocó un tren en paralelo al convoy siniestrado, de manera que se facilitó un rápido trasvase de personal. La compañía devolverá a todos los viajeros el importe íntegro del billete, de acuerdo con su compromiso voluntario de puntualidad.
Durante el tiempo en que los viajeros permanecieron a la espera del transbordo, el servicio de cafetería fue discrecional para todos los viajeros. Renfe dispuso además avituallamiento para los clientes a la llegada a Zaragoza. Asimismo, para evitar molestias a los pasajeros que debían coger este mismo tren en Zaragoza, Tarragona y Lleida, la compañía ferroviaria decidió reubicarlos en otros trenes.
El descarrilamiento obligó a anular el convoy de la línea del AVE que tenía que ir de Barcelona a Figueres con salida a las 16:20 horas. Este tren debió ser sacrificado y enviado a Andalucía para suplir al tren descarrilado y evitar que 800 pasajeros perdieran su viaje con destino a Andalucía. Esta solución perjudicó a unos 150 viajeros que viajaban a Figueres, pero se optó por solución porque era la menos mala. Estos viajeros fueron reubicados en otros trenes, aunque sufrieron retrasos. Renfe informó que a estos 150 pasajeros se les devolverá también el importe íntegro del billete.
El suceso provocó retrasos de hasta tres horas y obligó a eliminar el tren rápido Barcelona-Figueres