La Vanguardia

Alba Ventura y Ros Marbà, ¡celebració­n!

Dos grandes de la clásica de Catalunya cumplen años: la pianista, 25 de carrera, y el maestro y compositor, 80 de vida

- MARICEL CHAVARRÍA Barcelona

Tenían lugar los Juegos Olímpicos del 92 cuando una jovencísim­a Alba Ventura (Barcelona, 1978) hacía su debut orquestal con el Concierto para piano núm. 9 Jeunehomme de Mozart. Con trece añitos se ponía a las órdenes de Sir Neville Marriner junto a la Orquestra de Cadaqués, en una gira española que la llevaría luego a Madrid y Donostia. Aquel fue un punto de inflexión importante en su carrera. Y, lo que son las cosas: cuando se cumplen 25 años de aquel éxito de niña prodigio –imagen que le costó sacudirse, pues al regresar tras una década en el extranjero la gente la seguía viendo como una nena–, la Orquestra Camera Musicae le ha propuesto ser solista con esa misma pieza... sin saber que era el Mozart con el que había salido del cascarón.

La cita tiene lugar hoy en el Palau de la Música (18 h.) como clausura de la temporada de la formación tarraconen­se, con la que colabora por primera vez el maestro Antoni Ros Marbà a modo de pórtico de celebració­n de sus 80 años. O cuatro veces 20, según prefiere decir él.

Se reúnen así dos grandes valores de la clásica en Catalunya, dos músicos de generacion­es distintas.

“Me hace mucha gracia hacer este Mozart con el maestro Ros, porque antes de tocarlo en aquel debut de hace 25 años, quien me ayudó a entender la obra, su estructura y su estilo, fue él. Y nunca habíamos tenido ocasión de tocarlo juntos”, explica Ventura al teléfono desde el Vendrell, donde tienen lugar los ensayos. “Es una obra con la que he crecido. En aquel entonces yo tomaba clases de Dmitri Bashkirov en Madrid –prosigue–, y la partitura que tenía era un poco a la rusa, con más pedal y con dinámicas más expresivas. Un cuarto de siglo después, y habiendo trabajado bastante con fortepiano, ha variado mi forma de entender el estilo clásico. Me he hecho mayor y he querido encontrar mi manera de expresarlo. Porque cuando conoces el instrument­o con el que fue escrita la pieza, ves qué tipo de flexibilid­ad y carácter de sonido funcionaba. Y sin llegar al punto de querer imitar ese instrument­o, adquieres otra perspectiv­a, entiendes cómo respiraba a nivel de fraseo... si en la época tenían que poner el pedal con la rodilla está claro que no debían abusar demasiado...”

No tiene 40 y ya es una profesora consolidad­a del Conservato­ri del Liceu. Siete años en el Superior y le apasiona como el primer día. Como intérprete, su amplitud de repertorio es notable –Ibercamera acaba de acogerla en Girona con Sonatas de Beethoven y Estudios de Ligeti–, y por lo que respecta a su proyección, huelga decir que se sintió valorada como artista internacio­nal antes en el extranjero que aquí: en los doce años que pasó en Reino Unido tenía actuacione­s por toda Europa. A los 27 decidió regresar y, aunque no se arrepiente de nada, su agenda pone en evidencia la dificultad de los músicos locales de esta país para avanzar en su proyección internacio­nal. Con todo, su momento actual es dulce, con mucha demanda nacional y algunas actuacione­s fuera.

Antoni Ros Marbà (l’Hospitalet de Llobregat, 1937), por su parte, no puede decir que no haya sido profeta en su tierra y en tierra ajena: alumno de Toldrà o Celibidach­e, fue titular de la Ciutat de Barcelona, de la Nacional de España, de la Real Filharmoni­a de Galicia... Von Karajan le invitó en su día a dirigir la Filarmónic­a de Berlín, es Premio Nacional, e imparte ahora el curso de dirección de Sant Cugat.

Pero a su noble edad de 80 tiene incomprens­iblemente encallado el estreno de su ópera sobre el filósofo Walter Benjamin con libreto en inglés de Anthony Madigan que le ha costado un lustro finalizar.

“Es una ópera muy teatral que habla del momento en que Benjamin cruza la montaña y llega a Portbou escapando del nazismo, donde acabará suicidándo­se, aunque no está claro que no fuera una sobredosis de morfina lo que le causara la muerte”, indica Ros Marbà, quien por cierto está encantado con los músicos de la Camera Musicae, con los que hoy tocará, además, la Sinfonía Júpiter de Mozart. “Es gente joven muy receptiva que hacen un trabajo excelente”, dice.

Su carrera en la dirección orquestal no cesa –acaba de interpreta­r Schubert y Sibelius en Madrid, y se compromete a defender “nuestra música”–, pero le deja más espacio para componer. “Es una asignatura pendiente. Ahora escribo tres homenajes que estrenaré con la OBC: a Toldrà, Mompou y Montsalvat­ge”, apunta. Pero lo que no se explica es que la ópera que compuso para el Liceu quedara en el aire cuando Joan Matabosch dejó la dirección artística y se fue al Teatro Real.

Ópera en dos actos y 13 escenas (las postales que colecciona­ba Benjamin), no es una obra malsonante, añade Ros Marbà, e incluye personajes de aquella Europa... Hannah Arendt, Bertolt Brecht, Gershom Scholem. “Sorprende que el Liceu no tenga una ópera del siglo XX o XXI la próxima temporada, veo que no acaba de estar donde le correspond­e”, afirma. Y acaba: “Espero que la directora artística me reciba en algún momento...”

La Orquestra Camera Musicae los reúne en el Palau, con el Mozart con el que debutó la pianista a sus 13 añitos El músico tiene encallado el estreno de su ópera sobre Walter Benjamin con libreto de Anthony Madigan

 ?? VICENÇ LLURBA ?? El maestro Antoni Ros Marbà con una sonriente Alba Ventura, al finalizar el ensayo con la OCM en el Vendrell
VICENÇ LLURBA El maestro Antoni Ros Marbà con una sonriente Alba Ventura, al finalizar el ensayo con la OCM en el Vendrell

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