Nadal tumba a Goffin y se medirá con Djokovic, ante quien suma seis derrotas
El rostro de David Goffin (26), en el descanso previo al segundo set, ya estaba diciendo muchas cosas.
El belga estaba jugando bien. Francamente bien. Pero ni por esas: no podía con Rafael Nadal.
Se le acababa de escapar la primera manga, en el tiebreak, y ahora afrontaba los trabajos y los días. Sumar dos sets ante Nadal, en tierra batida... un papelón.
Así que Goffin, décimo tenista del mundo en la actualidad, se mostraba cariacontecido, apagado, mientras esperaba a Nadal, que se había ido al baño. Al belga no le quedaba otra que seguir igual. Intentando mover a Nadal, esperar a que el balear se descompusiera, algo que no suele ocurrir, y menos en arcilla.
No le funcionó ninguna estrategia. En la última manga, Nadal mantuvo el tono. Se sucedieron movimientos magníficos. En particular, a lo largo del octavo juego, cuando servía Goffin. Desde ambos lados de la red llegaron paralelos, dejadas y golpes pasadores. El juego se lo apuntó Nadal, que entonces se colocó 5-2 y ya fue inabordable.
“Ha sido un partido muy bonito. Nos conocemos bien: me he entrenado con Goffin muchas veces”, dijo Nadal.
El balear acabó ganando por 7-6 (3) y 6-2, y así se proyectó hacia las semifinales del Open Mutua Madrid, donde hoy le espera Novak Djokovic (16 h).
El serbio pasó ronda sin saltar a la pista. Kei Nishikori se retiró, maltrecho en la muñeca, la lesión que ya le había apeado en Barcelona.
Djokovic, campeón en Madrid el año pasado, marcará el punto de inflexión de Nadal, que en este 2017 ha ganado todo lo que ha jugado en tierra: por ahora van dos títulos, en Montecarlo y en Barcelona.
El choque entre Nadal, renacido en este curso, y Djokovic aclarará el estado de las cosas. Hace tres años que Nadal no gana al serbio. La última vez que lo hizo ocurrió en el 2014, en la final de Roland Garros. Desde entonces se han sucedido seis derrotas.
A ojos de los expertos, va a ser esta una final anticipada. Del otro lado, irán Dominic Thiem, que se deshizo de Borna Coric (6-1 y 6-4), y Pablo Cuevas (31), que sorprendió al prometedor Sasha Zverev (3-6, 6-0 y 6-4) para acceder a la primera semifinal de un Masters 1.000 en su carrera deportiva.
“Si he llegado tan lejos, será porque estoy jugando bien”, dijo Cuevas, 27.º tenista del mundo, en respuesta a quien desconfiaba de su potencial.