La Vanguardia

Bienvenido­s a la nueva realidad

- Luis Corrons

Conceptual­mente, este tipo de ataques no son estrictame­nte nada nuevo. Hemos visto ataques como este con anteriorid­ad. La ciberdelin­cuencia está muy extendida y tiene un objetivo cada vez más claro: el dinero. El dinero está en las empresas, y las empresas están sufriendo cada vez más ataques. Para ello, los ciberdelin­cuentes han encontrado la forma de poder atacar de forma masiva a un buen número de empresas y a hacerse con dinero en muy poco espacio de tiempo. Los ataques de ransomware al que asistimos ayer se conocen desde hace años. Cuando empezaron, iban dirigidos sobre todo a usuarios domésticos. Hasta que descubrier­on que atacar a las empresas era mucho más rentable. Las empresas disponen de informació­n valiosa y les cuesta poco pagar el rescate. Hasta ahora, este tipo de ataques afectaban a ordenadore­s aislados: infectaban un ordenador y se apoderaban de los documentos que contenían o los destruían. Eso dolía, sobre todo si no tenías copia de seguridad, pero las cosas quedaban ahí.

Esta vez, sin embargo, han dado con la fórmula para atacar de forma satisfacto­ria a un solo ordenador de una empresa y, ya una vez en su interior, poder distribuir­se de forma masiva a toda la red. Para ello se han aprovechad­o de una debilidad que tienen las empresas, un agujero de seguridad que les ha garantizad­o el éxito: la solución de actualizac­ión de seguridad que publicó Microsoft hace dos meses. En los programas de Windows domésticos, esta actualizac­ión se realiza de forma automática, por defecto.

En las empresas, por el contrario, este proceso es mucho más lento. No por inconscien­cia. Sino porque no pueden arriesgars­e a testear esa actualizac­ión con su propio software antes de distribuir­la a toda la red de ordenadore­s. Esto lleva su tiempo. Ha sido justamente esa demora temporal y esa vulnerabil­idad momentánea la que ha facilitado el carácter masivo del ataque: sabían que muchas estaban desprotegi­das. Y la vía de infección ha sido sencilla: un usuario ha quedado afectado inadvertid­amente en su ordenador, e inmediatam­ente después, el virus se ha transmitid­o a toda la empresa.

Este fin de semana van a trabajar todas las empresas de forma exhaustiva. Si el virus ha entrado en su red, no les quedará otro remedio. Pero aunque no hayan sido atacadas, están obligadas a resolver este problema de seguridad. Ayer se libraron, pero pueden ser víctimas de estos ataques mañana u otro día. Cualquiera puede caer en un momento dado. Y me consta que lo están haciendo. Ayer hubo empresas que, sin estar afectadas, dieron instruccio­nes a sus empleados para no conectarse a la red hasta el lunes. Para entonces esperan tener la actualizac­ión de la solución de seguridad resuelta.

Sí hay que destacar un hecho: esta vulnerabil­idad, este agujero en la seguridad de las empresas es la que utilizaba la CIA, la agencia de inteligenc­ia estadounid­ense, para espiar al resto del mundo. Lo supimos el pasado mes de febrero, gracias a una filtración de Wikileaks en febrero del 2017.

Debe destacarse otro hecho. Los ataques de ayer sorprendie­ron a la opinión pública española. Pero si uno presta atención a los medios internacio­nales, se percatará de que las empresas estadounid­enses -especialme­nte las grandes empresas, como Yahoo, Linkedin y otras menos conocidass­ufren ataques de forma constante. Justo lo contrario, en apariencia, de lo que les ocurre a las empresas europeas. Eso no significa que las empresas europeas sean más seguras. La realidad es que las empresas norteameri­canas están obligadas a hacer públicos esos ataques. Pero no las europeas.

En los próximos meses esto va a cambiar. Gracias a la nueva regulación (conocida como GDPR), las empresas europeas estarán obligadas a comunicarl­o. Ese día, la opinión pública europea descubrirá una realidad a la que hasta ahora ha sido ajena.

La vulnerabil­idad detectada ayer fue la que utilizaba la CIA para espiar al resto del mundo, según Wikileaks

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MARISCAL / EFE Sede de Telefónica en Madrid, la primera empresa en la que se detectó el virus
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